El próximo sábado día catorce de enero tendrá lugar en la localidad de Olivenza la entrega de los Premios Espiga que otorga la Caja Rural de Extremadura, en este caso enfocados hacia el ámbito de la educación. Tengo el enorme privilegio de ser partícipe del tribunal evaluador, lo cuál asumo con total responsabilidad y compromiso.
Durante ese foro, entre otras menciones, nombraremos al Centro Emprendedor del año, en este caso de entre algunos institutos regionales de formación profesional que han participado en esta primera edición del concurso.
Me ha parecido una bonita iniciativa para promocionar la formación en la FP, lo cuál es algo muy loable, y que debemos unir a otras experiencias ya existentes dentro del panorama regional, nacional e internacional, como es el caso de las competiciones conocidas como Skills.
Con este nombre hacemos referencia a las Olimpiadas de Formación Profesional, eventos en los que los centros educativos unidos al proyecto, compiten entre sí en determinadas pruebas técnicas asociadas a los diferentes ámbitos de las profesiones que se enseñan en los institutos, y que entran dentro del circuito “skills”.
Hablamos de competiciones eliminatorias por ámbito geográfico: primeramente se lleva a cabo a escala regional, ganándose los campeones el derecho a poder competir a nivel nacional. Aquellos que logren ese hito, representarán a nuestro país en las competiciones de índole europeo e internacional.
He tenido la gran suerte de respirar de cerca la atmósfera del programa Skills, puesto que mi centro educativo, el IES Javier García Téllez de Cáceres, como centro de referencia que es en Formación Profesional, participa activamente en estas competiciones desde hace años.
Es increíble el sinergismo que se genera entre “los competidores”, los alumnos aventajados que son elegidos entre los propios estudiantes de los ciclos formativos que compiten, y los “expertos”, profesores comprometidos que evalúan y también preparan a tales alumnos en esas pruebas que persiguen la excelencia en las habilidades profesionales, por un lado, y promocionar, dentro de la sociedad en general, aquella gran desconocida del sistema educativo como es la FP.
Nuestra región, desde hace años, lleva teniendo un papel destacado dentro del circuito. El éxito estriba en el colectivo humano que participa, y esto es todo un logro ya que para el resto de aspectos (disponibilidad de recursos mayormente), nos encontramos siempre en desigual de condiciones.
Aún así y todo, en la última edición de la SpainSkills, Extremadura se llevó varias menciones relevantes como fueron varios segundos y terceros puestos para algunas de las especialidades de competían, pero sin duda sobresalió la medalla de oro en la Skills de “Cuidados Auxiliares de Enfermería y Atención Sociosanitaria”, galardón que se llevó el equipo del centro al que pertenezco.
Gracias al esfuerzo de los alumnos y expertos que participaron en las competiciones de 2015, Extremadura pudo representar a nuestro país en las Olimpiadas Internacionales de Sao Paulo (Brasil), en agosto del citado año (evento al que tuve el enorme privilegio de asistir como miembro del equipo), y más recientemente a las competiciones europeas de Góteborg (Suecia) en noviembre del año que acabamos dejar atrás.
De mi propia experiencia puedo hablar del orgullo personal y profesional que sentí al ser miembro de aquella expedición de profesionales que había empezado un año atrás en las competiciones regionales. Uno solo es consciente de la envergadura del programa Skills cuando ve el reconocimiento que el mismo tiene en otros países, donde el acto tiene una repercusión mediática cercana a cualquier evento deportivo del más alto nivel (en Asia, por ejemplo, es impresionante el alcance que consigue).
Fue un camino lleno de obstáculos, principalmente derivados de la falta de medios, aunque el talento al final permite suplantar muchas de las carencias materiales que existen, y no lo digo por mí ni muchísimo menos puesto que yo me adherí cuando el trabajo duro estaba hecho, lo digo por el trabajo realizado previamente por mis compañeras y los alumnos competidores.
En el larguísimo viaje de retorno hacia nuestro país, ya relajado, recuerdo que un pensamiento recurrente de vez en cuando aparecía en mi cabeza: si con poquita ayuda hemos conseguido el poder competir aquí, que ya de por sí es un éxito casi sin precedentes, qué no sería de nuestro potencial si el programa tuviera el reconocimiento y apoyo que se merece por parte de la sociedad extremeña, empezando por las administraciones y sponsors.
