Cuando tuvo 9.000 olivos y 45 hectáreas, dejó de moler a maquila y empezó a trabajar en serio en su propia almazara. Como todos los emprendedores tuvo sus experiencias amargas. Nunca olvidará cuando fue a una Feria en Asturias y vendió una sola garrafa de 20 euros. Cuando reunió 60.000 olivos, entre los propios y los de la gente del lugar que creyó en él y seleccionaron cada vez mejor el producto, ya empezaron a entrar en el mundo de los AOVES (aceite de oliva virgen extra) y a producir un aceite cada día mejor. Miguel dice que tras la experiencia de estos años, ahora, “veo unas aceitunas, las toco y las huelo y ya sé la materia prima que tengo delante”.
El siguiente paso era modernizar su almazara. En 2012, con el apoyo de la Administración lograron dotarse de una de las mejores y más modernas instalaciones para la elaboración del aceite. Ello, unido al seguimiento minucioso de los olivos durante todo el año, ha hecho posible que el aceite de esta empresa familiar fuera conquistando mercados y ganando premios y reconocimientos nacionales e internacionales por todas partes. El respeto al medio ambiente y la práctica rigurosa de la Agricultura Ecológica les ha ido llevando a ofrecer un producto diferenciado, para el que existe un mercado cada día mayor, basado en una variedad, la manzanilla cacereña, cada día más conocida, con el que llevan el nombre de la Sierra de Gata, Extremadura y España por los mercados exteriores, desde Europa a Japón y Corea del Sur, así como al continente americano, desde EE.UU. a Colombia y Méjico.
La Almazara AS PONTIS y su AOVE VIEIRU, con más de 50 premios conseguidos en las dos últimas campañas, es un referente en el mundo del aceite Gourmet y resiste los embates de algunos de los grandes competidores de este sector monopolista. El 80 por ciento de su producción va a la exportación, hasta tanto el mercado nacional y los circuitos especializados vayan igualándose con la aceptación que hoy tiene en el exterior. Ya saben que no es fácil entrar en las grandes superficies y productos diferenciados de gran calidad, no siempre ganan estando presentes en los lineales de estos espacios alimentarios gigantes, que aprietan excesivamente a los pequeños productores.
Otro de los aciertos de esta empresa familiar, que Miguel regenta, es el OLEOTURISMO. Recientemente han adquirido las instalaciones de un “Hotel con Encanto”, llamado A VELHA FÁBRICA. Se trata de una vieja fábrica textil de mantas y de jabones, rehabilitada y engrandecida, con capacidad para alojar a 70 personas. En ella comienza a organizar estancias, en las que les explican las cualidades de la aceituna manzanilla cacereña, programando visitas guiadas a los olivares, la almazara y les muestran los secretos del mundo del aceite. Es otra forma más de dar a conocer los valores de un paraíso como es la Sierra de Gata, con la cultura de los pueblos de sierra, un ecosistema natural extraordinario y una arquitectura popular llena de belleza que habría que preservar.
Miguel dice que es hora de que a la Sierra de Gata se la conozca por algo más que por los grandes fuegos. Y estas iniciativas, junto a otras como el gran proyecto MOSAICO que se está realizando en ella, pueden contribuir al desarrollo de un turismo especializado, en el que sus olivares y aceites, los quesos y cabritos de los pequeños ganaderos y los frutos de sierra, junto los demás atractivos de ese peculiar ecosistema, promuevan el desarrollo rural que tanto necesitan.
Conozco a otros emprendedores de los que ya les he hablado a ustedes, como es el caso Atanasio Naranjo (Tany Nature) que estudian la posibilidad de invertir en esa zona, en productos como el castaño, el pistacho, etc. Que podrían incorporar a su central frutícola. Y es en estos emprendedores en los que Extremadura debe poner sus esperanzas. Crear esa imagen de marca que As Pontis ha creado con su AOVE VIEIRU, completada ahora con ese oleoturismo de A VELHA FÁBRICA, son las grandes cosas que saben hacer no pocos de los emprendedores extremeños que no se ha forjado en la grandes escuelas de negocio, sino en la imaginación, el esfuerzo y el amor a su tierra.