La prensa patria de toda suerte y condición lleva varios días dándole vueltas a los pactos, compadreos y cuchipandas de unos y otros que - por el bien del pueblo- son necesarios para gobernar nuestros pueblos, ciudades y comunidades. Permítanme sus caridades que dedique mi parrafada a este cúmulo de decisiones que insisto -por nuestro bien-, se están tomando o se han tomado desde las atalayas de la partidocracia.
Desde el pasado 26 de mayo la política patria se ha convertido en una especie de mercado persa donde se han comprado y vendido gobiernos municipales, autonómicos y hasta, según se barrunta, el mismísimo gobierno de España.
Nuestra Ley Electoral es absurda y sobre todo perversa, si su espíritu cuando se legisló fue el de garantizar el respeto a las minorías al final y, a los hechos me remito, ha conseguido que las minorías se impongan a las mayorías en muchas ocasiones llegando algunas veces a que el gobierno caiga en manos del partido menos votado ante el asombro y la indignación del pueblo soberano.
El chalaneo de los llamados partidos bisagra ha sido tan inmoral como esperpéntico y así, allá donde los números daban, se ha buscado acuerdos donde los cargos remunerados y el poder se han antepuesto al interés general.
Algunos pactos son absolutamente ridículos y ningún partido se libra de no haberse tragado más de un sapo por esos municipios y comunidades de Dios.
La izquierda patria a través de los medios de comunicación, que parece que tienen en nómina, se ha dedicado a demonizar los pactos de los partidos del centro-derecha donde VOX tenía algún protagonismo alegando que el susodicho partido es la reencarnación del fascismo puro y duro cuando la verdad, es que está muy lejos de esos planteamientos y es bastante más respetuoso con la Constitución, la democracia y el estado de derecho que la mayoría de los socios que llevaron al tal Sánchez a la Moncloa y que lo volverán a llevar.
Ciudadanos merece una mención en mi parrafada por su esquizofrenia política. Este partido se ha dedicado a repartir canonjías a diestro y siniestro utilizando en según qué casos unos argumentos y los contrarios con total naturalidad y prestancia y como muestra las alcaldías de Cáceres, Badajoz y Almendralejo. D. Albert que ha pinchado en hueso en su operación Valls y que ya no es amigo íntimo de Monsieur Macron anda como pollo sin cabeza y sólo le preocupa el qué dirán si ajunta a VOX.
Lo del PSOE patrio es, como diría un castizo, para “mear y no echar gota” aunque bien es verdad que cuenta con el apoyo de una parte importante del pueblo soberano. Además de demonizar al centro-derecha y especialmente a VOX con un discurso sólo creíble gracias a la incultura política de los ciudadanos de este país se permite, con el beneplácito de gran parte de los medios de comunicación y de sesudos columnistas, politólogos y demás bocachanclas, pactar con lo peor de cada casa y echar la culpa a PP y Cs por no apoyarle.
El PSOE del Sr. Sánchez ha pactado con bilduetarras en Navarra, con antisistema radicales de la CUP en Badalona, sus socios preferente son los comunistas de extrema izquierda de Podemos, pacta con el populismo secesionista de la Sra. Colau en Barcelona, con los catalanistas secesionistas de extrema izquierda en la Comunidad Valenciana, con los Islamistas en Melilla, con la extrema derecha vasca del PNV y casi seguro que contará con el apoyo del secesionismo catalán para la investidura. Vamos lo mejor de cada casa y el Sr. Rivera preocupado por el apoyo de VOX y D. Guillermo por el pacto PP-Cs de Badajoz.
Lo dicho o cambiamos la Ley electoral o vamos a hacer a este país totalmente ingobernable, pero parece que eso no le preocupa a ningún partido, ¿por qué será?