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Cultura, literatura, historia, música

José de Espronceda, el primer romántico español

14 de Noviembre | 13:06
Redacción
José de Espronceda, el primer romántico español
Se le considera el iniciador del primer romanticismo español. De él debemos decir que fue uno de los más célebres escritores de su época, siendo la figura más representativa del romanticismo español.

José Ignacio Javier Oriol Encarnación de Espronceda Delgado nació en Almendralejo el  25 de marzo de 1808 y murió en  Madrid el 23 de mayo de 1842. De familia hidalga y tradición militar, sus primeros estudios tuvieron lugar en  el colegio de San Mateo de Madrid, teniendo como profesor a Alberto Lista, destacado matemático, poeta, periodista y crítico literario español. Las ensoñaciones juveniles de Espronceda le llevaron a crear, a la tierna edad de 15 años, una sociedad secreta junto con sus inseparables amigos Patricio de la Escosura y Ventura de la Vega, que llevaría por nombre los Numantinos cuyo fin último era vengar la muerte de Rafael del Riego. Posteriormente y ya en 1823 funda con otros compañeros de la misma escuela de Lista la Academia del Mirto, para continuar con las cercenadas enseñanzas del colegio de San Mateo.

Sus acciones tanto intelectuales como sus actitudes políticas le obligaron a exiliarse de Madrid durante unos meses en los cuales se refugia en un monasterio de Guadalajara. En el verano de 1827 pone rumbo a Portugal donde conocerá a Teresa Mancha, con quien mantuvo una tumultuosa relación sentimental. Posteriormente, marcha a Inglaterra y más tarde a Francia donde se establece como exiliado liberal.

De espíritu eminentemente agitador, desde el año 1830 en París capitaneó multitudes de declaraciones revolucionarias contra la monarquía de Fernando VII. Tras la muerte del monarca, Espronceda dio rienda suelta a su genio periodístico y además comenzó su camino en la política. En 1834 ingresa en la Guardia Real pero las precauciones que decide tomar Cea Bermúdez (secretario de Estado español entre el 11 de julio de 1824 al 24 de octubre de 1825) en vista de su ánimo exaltado, le llevan a otro nuevo destierro en esta ocasión en Cuéllar (es precisamente aquí donde escribe su novela histórica Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar) y posteriormente a Badajoz.

Pese a todos estos devenires en su vida, su carrera intelectual sigue viva en la capital ya que en ese mismo año, 1834, trabaja como redactor del periódico El Siglo que más tarde sería reprobado por Francisco Martínez de la Rosa (también escritor romántico, moderado y sucesor de Cea Bermúdez) siendo el detonante de otro destierro, en esta ocasión a Badajoz.

En 1842 fue elegido parlamentario ante las Cortes Generales por el Partido Progresista siendo ésta su última actividad con vida. Murió a los 34 años víctima de la enfermedad conocida por aquellos tiempos como garrotillo (difteria). En ese año iba a contraer matrimonio con Bernarda de Beruete.

De su obra podemos señalar los siguientes aspectos: en algunas de sus primeras obras se deja ver ciertas formas de poemas históricos como lo demuestra El Pelayo escrito en octavas reales y que, desgraciadamente, dejó inconcluso. En el año 1835, escribió El pastor clasiquino. Su obra se encuentra salpicada de matices como el placer, el amor, la libertad, la muerte, el desengaño, la tristeza por la patria, y por encima de todo ello, la protesta social y su ideología liberal contra el gobierno imperante. 

De cualidades románticas byronianas, marcan el punto de arranque del romanticismo español. Dos de sus obras expresan vivamente este talante romántico, El estudiante de Salamanca y El Diablo mundo (esta obra incompleta).

Cuenta en su haber asimismo con una extensa colección de poemas cortos, Canciones, donde se dan cita los excluidos sociales siendo por tanto unos escritos de marcada crítica social.

En el momento de su muerte, estaba considerado como uno de los mejores poetas del panorama español además de un político prometedor. El dolor popular se hizo presente en sus exequias fúnebres a las que asistió gran multitud de ciudadanos.
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