Decía Jean de la Bruyere que los médicos dejan morir pero los charlatanes matan. Y es que desde que tenemos conciencia histórica han existido charlatanes vendiendo sus productos para curar enfermedades o hacer sentir mejor a la gente. Antiguamente se ponían en las plazas o en una calle transitada y utilizaban sus dotes comerciales para que la gente se acercara. En las últimas décadas los hemos visto pasearse por las televisiones, y ahora se promocionan por internet. Se han ido adaptando y han cambiado la forma, pero el fondo es el mismo. Ignorancia o estafa para vender un producto.
Esta semana viene a Badajoz Josep Pámies, uno de los charlatanes más célebres. No me sorprende que imparta una charla sobre plantas medicinales, lo que me sorprende es que utilice instalaciones de la Universidad de Extremadura. Porque en nuestra sociedad cualquiera puede decir lo que quiera aunque sean chorradas, pero no en la Universidad, donde se supone que están el conocimiento, la sabiduría, el aprendizaje.
Este señor dice cosas como que el SIDA no está provocado por el VIH (que ni siquiera existe) sino por una mala alimentación, el uso de drogas impuestas (medicamentos) o la desnutrición, y que se cura con Dióxido de Cloro. Este señor dice cosas como que el cáncer se cura con una planta que se llama kalanchoe (una planta venenosa) y no con quimioterapia ni radioterapia. Este señor dice cosas como las vacunas son malas y los antibióticos también. Este señor dice cosas como que beber agua de mar cura enfermedades, que el melanoma no lo provoca el sol sino las cremas protectoras y es mejor utilizar tu propia orina para proteger la piel, que la esclerosis se cura fumando marihuana y que el autismo está provocado por el consumo de plantas transgénicas. Barbaridades.
La estrategia de un buen charlatán es sencilla. Primero hay que asustar, exagerar, crear miedo. Y después vender el remedio que por supuesto sólo él conoce. Este hortelano catalán jubilado sabe más de medicina que los millones de médicos que hay en el mundo. Lo raro es que no le hayan concedido ya el Premio Nobel de Medicina.
¡Ah! Claro. No le dan premios ni sus artículos aparecen en revistas prestigiosas porque hay una conspiración contra ellos. La teoría de la conspiración es muy habitual en los planteamientos de los charlatanes. Incluyen gobiernos, grandes empresas que manejan los mercados, y por supuesto las farmacéuticas. Todos ellos quieren matar a la gente en vez de curarla. Ya sabemos que la medicina actual no es perfecta, que seguirnos teniendo muchas cosas que mejorar todavía, pero su avance ha hecho que la esperanza de vida crezca de manera increíble en las últimas décadas. Esto es innegable.
Y no se da cuenta de que las empresas farmacéuticas se apoderan de sus productos igual que han hecho con los medicamentos. Una prueba es Boirón, que fabrica productos homeopáticos. Y muchos de ellas ya están detrás de todos los productos que se venden en herboristerías. Si se pone de moda el árbol del té, por ejemplo, habrá una empresa que empiece a comercializar diferentes variedades para todos los gustos, diciendo sin base científica ninguna, que sirve para esto o para lo otro. Y por tanto, a ganar dinero a costa de las creencias de las personas. De la misma manera aparecen charlatanes con sus respectivas empresas vendiendo sus productos, ya sean plantas, libros, revistas, y por supuesto charlas donde promocionarlos.
Y aquí es donde llegamos a la charla de este charlatán en la Escuela de Ingenierías Agrarias de Badajoz. A ellos les gusta elegir un sitio relacionado con el conocimiento, les da más seriedad, claro. Me pregunto se los responsables de la cesión de un espacio para la charla saben realmente lo que hace este charlatán, o si lo han hecho sin pensar que sus postulados son incompatibles con lo que se enseña en ingeniería agraria.
En este sentido es interesante repasar la Lista de la Vergüenza, creada por la gente de Naukas, que tratan de dar un poco de seriedad al mundo charlatán, y protestan por el uso de instalaciones públicas para estas cosas.
Yo entiendo que la gente tenga una cierta descofianza, que se piense que es mejor utilizar productos naturales que elaborados. Forma parte de esa descofianza que nos ha ayudado a sobrevivir en otros tiempos. Pero es, como diría Nardone, una psicotrampa. Una especie de trampa de nuestra mente, de las muchas que utilizamos. Una creencia sin base que se refuerza con la ignorancia. Si a alguien le interesan estos temas, le recomiendo que lea, que busqua pruebas, que analice los experimentos científicos que se realicen, que piense en lo que dicen los expertos. Que hable con propiedad del tema y así pueda tomar una decisión mejor. Conocimiento al fin y al cabo, el conocimiento nos hará libres. Eso es lo que se enseña en las universidades, y por tanto no pueden acoger charlas de charlatanes.
Y no se preocupen si ahora mismo están siendo engañados. También es algo natural en nosotros. De hecho les pasa a las personas más inteligentes que pueden ser muy ignorantes en algunas cosas. Un ejemplo famoso es Steve Jobs, el creador de Apple. Considerado uno de los hombres más inteligentes del mundo y con un talento enorme, cuando le detectaron un cáncer no se lo ocurrió otra cosa que beber zumos naturales y hacerse acupuntura. El cáncer empeoró y cuando por fin acudió a un hospital los médicos le dijeron que era demasiado tarde. Murió víctima de su ignorancia, víctima de los charlatanes.
Así que tengan cuidado con ellos, los hay por todas partes, incluso a veces se cuelan en las universidades. Y recuerden que el mejor remedio contra la ignorancia es el conocimiento.