La verdad es un valor tan necesario en la sociedad, que es útil y buena por sí misma. La verdad tiene un valor “finalista”, no instrumental.
Dada la dificultad que supone una definición única de la verdad - hay más de 50 clases-, quizás, si no la definimos, nos entendemos “mejor”. La verdad de “adecuación” es la más inmediata, y consiste en que coincida la definición, con la cosa definida, lo que pensamos de una cosa, con la cosa pensada.
Con “el derecho a la verdad” me refiero, especialmente, a la idea de verdad, que tiene como contraria a la mentira, la falsedad. Es pues, una verdad que implica la ética y el derecho a no ser engañados.
Tenemos derecho a la información, llamando las cosas por su nombre, sin ocultamientos, sin adulteración, sin manipulación, sin cambiar el nombre de las cosas, para ocultar la verdad.
Aquí entramos en un campo difícil y resbaladizo, pues ¿cómo se puede conseguir la verdad no manipulada? Antes que nos llegue la información, pasa por filtros económicos, de publicidad, de interés en que se sepan, o de que no se sepan, ciertas cosas.
La noticia que pasa por menos filtros, podría ser la más directa, la menos mediatizada. Pero todo tiene sus problemas. En el mundo que viene, con una técnica cada vez más compleja y, a la vez más potente, habría que tener alguna válvula de seguridad para que el pueblo viera la verdad más clara y ligada a la ética, porque si excluimos la ética de la política, la capacidad de manipulación de la verdad, puede destruir una sociedad. Excluida la censura, la verdad debería ser protegida en beneficio de todos, dentro del derecho a la información y de expresión.
La verdad es un elemento de supervivencia social, como lo es el oxígeno, el aire, el agua. “La verdad os hará libres”. Se podía añadir “y la mentira os hará esclavos”. Esta valoración ética de la verdad, entra dentro de las exigencias de la salud y la convivencia social.
Tenemos derecho a conocer la verdad en la información, porque es algo necesario en nuestra vida, como tenemos derecho a la luz para poder caminar, y a que nadie nos lo impida.
Sin conocer la verdad, no somos libres para actuar, y tampoco responsables. Sin el conocimiento de la verdad, no se puede actuar con libertad, y no seríamos responsables de lo que elijamos, si falta la información verdadera.
¿Para qué Sirve?
Es un valor fundamental para la convivencia. Una sociedad establecida sobre la mentira, sería inviable.
La frase del Evangelio: “La verdad os hará libres”, hay que entenderla en ese sentido moral, ligado a la sinceridad. El error no implica la ética, es un fallo de entendimiento, no de la voluntad. “¿Por qué te fías de…?” Porque sé que no me engaña. La verdad engendra confianza. La mentira engendra desconfianza y corrupción generalizada.
Utilizar la mentira como “arma política”, es considerar a la sociedad como un campo de batalla, en que ningún valor fundamental es respetado, como si la sociedad no estuviera formada por “socios”, sino por enemigos, en estado de guerra permanente.