Las distintas reacciones en relación a las misivas que ha mandado el criollo López Obrador presidente de Nueva España, que es como Cortes bautizó a la hoy República Mejicana, a S.M. el Rey y a S.S. el Papa solicitando que España pida perdón por el descubrimiento y la conquista de América ha vuelto a poner de actualidad ese afán masoquista que tienen muchos españoles en relación a nuestra historia.
Esta desafección por nuestros antepasados y sus andanzas no viene, como quieren hacernos creer algunos, de la apropiación que, según ellos, hizo el franquismo de nuestros símbolos y de nuestros héroes. En este país siempre hubo y hay siniestros personajes dispuestos por distintas razones a mentir sobre nuestra historia y a reescribirla para justificar las felonías de los que como ellos odian todo lo que significa España. Desde aquel asesino y traidor que fue secretario de Felipe II llamado Antonio Pérez que divulgó por Europa las falsedades de lo que luego se llamaría la leyenda negra, pasando por Fray Bartolomé de las Casas que usó datos falsos sobre los conquistadores dando argumentos a los países que rivalizaban con nosotros en ser potencias mundiales.
Y lo que ya es el colmo de la ignominia es la manipulación sectaria que se ha hecho de nuestra reciente historia por parte de los nacionalismos y de algunos sectores de la izquierda ante la inacción de gobiernos acomplejados reos de los chantajes de unos y de otros.
Extremadura es tierra de conquistadores, de héroes, de españoles que salieron de su tierra buscando lo que su tierra les negaba. Se iban con lo puesto, hacia lo desconocido y orgullosos de hacerlo en nombre de su país y su Rey. Ni Pizarro, ni Cortes, ni Valdivia, ni Orellana, ni Núñez de Balboa, ni la placentina Inés de Suarez, ni tantos otros renunciaron nunca a su condición de españoles. Los que ahora los difaman sin entender el contexto histórico en el que vivieron y que desde que el mundo es mundo las conquistas siempre tuvieron luces y sombras, sólo lo hacen por su odio a España y a todo lo español, son los descendientes de los que gritaban ¡viva Rusia!, durante la República y colgaban grandes fotos de Lenin y Stalin en los arcos de la puerta de Alcalá.
Extremadura debería estar orgullosa de sus héroes y homenajearlos como merecen pero, en lugar de eso, esa izquierda cerril e inculta votó en la Asamblea en contra de difundir las proezas de un extremeño ilustre que, mal que les pese, fue Hernán Cortes.
España llevó a América su cultura, su religión y su lengua mientras otros llevaban el 7º de caballería y al general Custer y ahora, tienen la osadía de retirar las estatuas de Cristóbal Colón y de Fray Junípero Serra cuando fueron sus antepasados anglosajones los que perpetraron el mayor genocidio de la historia de América.
Me duele España como decía Miguel de Unamuno y digo lo que él: "¡soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo". “Ansiedades patrióticas” ha llamado la iletrada “consejera de incultura” Dña. Leire a la propuesta de conmemoración de las hazañas de Hernán Cortes por Cs y el PP. Supongo que apoyar a los que quieren romper España desde su mismo partido es también una “ansiedad patriótica”.
Esta izquierda viejuna descendiente de Bellido Dolfos, acomplejada, sectaria y rencorosa que se avergüenza de su patria y de su gente y, que pretende reescribir la historia, lo que tiene es una “ansiedad patológica” de justificar sus desmanes.
DB