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Agricultura, Ganadería y Toros

Más del 20 % del olivar español en riesgo de abandono

24 de Mayo | 13:18
Redacción
Más del 20 % del olivar español en riesgo de abandono
El informe Salvemos el buen aceite propone a la necesaria involucración de todos los actores del sector para revertir esta situación

Más de 130 mil hectáreas de Olivar Tradicional No Mecanizable (OTNM) se encuentran ya en proceso de abandono, y más de 500 mil hectáreas podrían desaparecer en la próxima década, lo que pondría en riesgo un activo clave en el sector. La continua desvalorización de la categoría debido a las agresivas prácticas comerciales ha sido decisiva en la aceleración de este proceso de desaparición
Los olivares tradicionales utilizan varietales autóctonos adaptados a sus suelos, con perfiles organolépticos diferenciales y propiedades exclusivas, por lo que su desaparición implicaría la pérdida gradual de aceites singulares. Además, aceleraría la despoblación y desertización de estas zonas con el consiguiente impacto social, económico y medioambiental

La sostenibilidad del aceite de oliva español requiere iniciativas por parte de todos los agentes basadas en la trazabilidad, unos estándares de calidad más exigentes, la diferenciación de sus variedades, la promoción del consumo y la educación del consumidor, priorizando la generación de valor sobre el volumen de producción, así como dotar de inversión continua destinada a la formación a los pequeños agricultores en prácticas eficientes y sostenibles

En España, el Olivar Tradicional No Mecanizable (OTNM) supone del orden de 500 mil hectáreas, es decir, más del 20 % del total de olivaren nuestro país y de 200 mil pequeñas explotaciones (de entre 1 y 3 hectáreas cada una) de unas 300 mil familias de Andalucía, Castilla-La Mancha, C. Valenciana, Cataluña y Aragón, que podrían desaparecer en los próximos 10 años. Esta es la principal conclusión del Informe Salvemos el buen aceite, elaborado por el analista oleícola internacional Juan Vilar y encargado por Deoleo, multinacional española de alimentación, líder mundial en comercialización de aceite de oliva.

España es el principal país productor y exportador de aceite de oliva del mundo, con un total de 2,7 millones de hectáreas de olivar productivo, más del 90 % destinadas a la obtención de aceite. La productividad es la más alta de los 64 países productores (Entre 544 Kg. de aceite por hectárea en olivar tradicional y 720 Kg. en eficiente en seto), en 575 mil explotaciones de olivar con una producción media de 1,3 millones de toneladas de aceite de oliva (70 % de calidad virgen o virgen extra). En el ejercicio actual las exportaciones de aceite de oliva se estiman en más de 3.000 millones de euros, un 15 % del total de exportaciones agroalimentarias nacionales, solo por detrás de las de cereales y hortalizas. El sector supone el 0,6 % del PIB nacional, y da trabajo directo a más de 220 mil personas (casi el 1 % de la población activa y el 29 % de los trabajadores agrícolas). Si incluimos el empleo indirecto, las cifras ascienden a 1,3 millones de empleos (5,7 % de la población activa). 

El informe confirma que la sostenibilidad del olivar español, especialmente el OTNM, característico de nuestro país, está en serio peligro, sobre todo debido a la brecha creciente entre producción y consumo en España y en todo el mundo. Para Juan Vilar, “es posible, y necesario, revertir esta situación. Hace falta el compromiso de todos los agentes del sector para mantener un tipo de olivar que tiene un importante papel social, económico y medioambiental, que es típicamente español y que, por su singularidad, aporta una enorme riqueza y variedad a la oferta de aceite de oliva”.

En los últimos 6 años, la olivicultura internacional ha experimentado una gran expansión, con más de 11,6 millones de hectáreas de olivar distribuidos en 64 países productores, encabezados por España, Italia y Grecia. Durante los últimos 15 años, se ha pasado de 46 a 64 países productores, se han plantado 1,65 millones de hectáreas (10 nuevos olivos cada segundo) y se ha incrementado un 34 % la producción mundial.  La capacidad productiva potencial del olivar mundial ha aumentado hasta los casi 5 millones de toneladas de aceite de oliva anuales.

Por otra parte, se ha producido una caída del consumo de más de 5 puntos porcentuales acumulados en las últimas 9 campañas y que, en la última y según datos del Consejo Oleícola Internacional (COI), ha sido de casi 3 millones de toneladas. En España, primer país productor y uno de los principales consumidores de aceite de oliva del mundo, el consumo también está descendiendo.  El crecimiento en la categoría Virgen Extra (AOVE), no compensa la bajada general.  

Cultivo único y singular

El riesgo de desaparición afecta al 20 % del olivar español, un sector centrado en el volumen y en la agresividad en los precios, lo que se une a la caída del consumo. Todo ello con mayor impacto negativo en la sostenibilidad del OTNM, caracterizado por su atomización (240 mil pequeñas explotaciones y 300 mil familias). Los costes productivos por Kg. de aceite de oliva por tipo de cultivo oscilan entre los0,80 € de las explotaciones de alta densidad y los 2,40 €/Kg de media (en ocasiones hasta 3 €) de las tradicionales, en fincas de alta pendiente y no mecanizables, lo que las sitúa bajo el umbral de la rentabilidad.

Como consecuencia de ello, ya se encuentran en proceso de abandono más de 130 mil hectáreas de este tipo de olivar, único y muy característico de España, que utiliza varietales autóctonos, adaptados a sus climas y suelos, con un perfil organoléptico diferencial y propiedades exclusivas de aceites de oliva que, en otro caso, no existirían. El OTNM aporta además beneficios medioambientales como la absorción de CO2 (1 millón de toneladas al día), la reducción de la erosión del suelo y la desertización, así como el mantenimiento del ecosistema animal. Además, su cuidado y mantenimiento evitan la propagación de plagas, como la de la Xylella, que está causando estragos en las plantaciones italianas. Otro de los claros efectos de estos olivares es el mantenimiento del empleo y por tanto el freno a la despoblación rural, en territorios con climas y orografías donde otros cultivos no pueden prosperar. 

Salvemos el buen aceite

El olivar tradicional español es parte fundamental de nuestra cultura, economía e incluso de nuestra propia marca-país. Para protegerlo, Deoleo promueve un movimiento de alianzas con toda la cadena de suministro, algunas ya en marcha, para garantizar la trazabilidad y calidad de sus aceites de oliva virgen extra (AOVE) -desde el olivo hasta la mesa-, la protección del medioambiente y los recursos naturales, así como la preservación de la biodiversidad, el respeto a las prácticas laborales justas y el fomento de las comunidades locales.

En palabras de Ignacio Silva, CEO de Deoleo “nuestra misión es ser el motor que contribuya al cambio, inspirando al sector hacia la sostenibilidad en la producción de AOVE y la valorización en el consumidor, asegurando la viabilidad a largo plazo de un cultivo y cultura milenarios en nuestro país”. Según Miguel De Jaime, Chief Commercial Officer de Deoleo, se trata de “facilitar el conocimiento, formación, intercambio e involucración de todos los que formamos parte del sector, desarrollar oportunidades de mercado a largo plazo y reforzar nuestro compromiso con la máxima calidad de nuestros productos.” El informe detalla que el actual modelo de olivar español no es sostenible y presenta un futuro incierto para el agricultor y los operadores. “Siendo España el país referente en la producción, no somos capaces de liderar la generación de valor a nivel global debido a una visión miope y cortoplacista. Para generar valor en el siglo XXI ante un consumidor hiperinformado, hiperconectado, preocupado por la salud y la sostenibilidad, la solución se basa en la trazabilidad, estándares de calidad más exigentes, y la transparencia con el consumidor-poner en la etiqueta lo que vendemos- la apertura y promoción de nuevos mercados, la diferenciación de las marcas y aceites de oliva y la formación y mejora continua de toda la cadena de valor” asegura De Jaime.  

En esta misma línea, el informe apunta también algunas vías de actuación para abordar esta situación a largo plazo, a partir de la promoción del consumo. En opinión del autor del estudio, “todos los agentes de la cadena de valor del aceite de oliva deben trabajar en elevar los estándares de calidad e invertir en valorizar el aceite de oliva, que el consumidor, sobre todo el más joven, está abandonando en favor de productos sustitutivos.”

Así se conseguiría la adecuación de la demanda y la oferta, y el correspondiente desplazamiento del rendimiento hacia el origen y mayor rentabilidad para el agricultor. En paralelo, también deberían emprenderse iniciativas de reducción de costes (transformación del cultivo, integración vertical u horizontal, etc.) y otras destinadas al incremento de valor (diferenciación, especialización y singularización). También podrían contribuir la adecuación de las categorías y definiciones de aceite de oliva, armonizadas internacionalmente y con la identificación de oportunidades para cada una de ellas, así como una menor agresividad de precios en la distribución, entre otras medidas. 



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