A Rocío le salieron los dientes en un bosque de castañas. La finca “El Común” de Guadalupe, heredada de su abuelo y más tarde ampliada por su padre, Joaquín Vázquez, que la familiarizó desde bien pequeña con los castaños. Aunque estudió empresariales y trabajó en una empresa privada, llegó un momento en que su padre le planteó el reto de crear una empresa que acabara con la precariedad del mercado de la castaña en esa zona privilegiada de Extremadura que es Guadalupe.
De una castaña vendida a intermediarios que la malpagaban, dieron el salto a montar una planta en la que este producto pasó a una recogida organizada, en la que los tractores la llevaban a la planta precalibrada y se sometía a esterilización, secado y calibrado final, a parte de escogerlas, cepillarlas y envasarlas en sacos de malla o yute, desde 500 grs hasta 30 Kilos, en distintos formatos.
De sus contactos con Italia, país rey de la castaña, trajeron el equipamiento necesario para montar la planta y empezaron sus escarceos con los primeros mercados europeos; Italia, Alemania, Francia y Europa en general. Más tarde llegan a Canadá y siguen explorando nuevos mercados, pero continúan convencidos de que por ahora su opción comercial es el mercado de la castaña en fresco.
Tienen en la finca unas 300 hectáreas de castaña de la variedad “verata”, con parte de árboles centenarios que cultivan con un sistema tradicional, aunque van haciendo ensayos con nuevas variedades de fruto más temprano. La alta pluviosidad de la zona favorece este cultivo, si bien está sometido a otras contingencias climáticas que empiezan en la polinización -Mayo/Junio- y que hacen que haya grandes diferencias en la producción según venga el año. La verata es una variedad de castaña de maduración tardía del mes de noviembre. Su tamaño es de buen calibre (80 frutos por kilo) y su coloración rubia y brillante. Es de fácil pelado, lo que la hace idónea para su consumo en fresco y para elaborar los mejores marróns glacé. En cuanto a sus propiedades organolépticas destaca por su dulzor y está considerada como una de las mejores castañas, con un gran potencial para elaborar un sinfín de productos derivados de ella.
En estos momentos están en plena campaña. En la nave trabajan 40 personas y en el campo un centenar. Durante el resto del año tienen un grupo de personas fijas y otras eventuales, dándose el caso de personas que ya cogieron castañas en esa finca con su abuelo. La facturación se aproxima a los 2 millones de euros por ahora, si bien las perspectivas de futuro son muy interesantes, sobre todo cuando pueda extraerse mayor valor añadido al producto.
Han creado la Asociación de Productores de Castaña de Villuercas, en apoyo de todo el sector y han celebrado en “El Común” el Encuentro Europeo de la Castaña, al que asistieron más de 200 personas de Italia, Francia, Suiza, Portugal, etc. e incluso algún País de América del Norte.
Cuando le pregunto por nuevos proyectos, Rocío me dice que no quieren correr a la hora de abordar productos elaborados. Sí tienen claro que la “castaña pelada ultracongelada” tiene un gran porvenir, sobre todo en los países asiáticos, y ese es un tema que están estudiando. También me dice que la Administración de Extremadura debería plantearse un mayor apoyo técnico de sus servicios forestales al castaño, ya que es una especie mucho más interesante que el pino, por ejemplo, en la buena gestión de los Montes.
Hemos quedado en vernos el viernes próximo en el “Encuentro Gastronómico de Emprendedores”, para conocer otras experiencias, intercambiar ideas y hacer llegar los mensajes al Presidente, que siempre nos acompaña en estos Foros. Espero que podamos comprobar si las “castañas veratas” tienen esas cualidades que nos ha descrito Rocío, una joven de 40 años, con formación y experiencia empresarial, de las que tan necesitada está Extremadura.