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Igualdad

La foto que les retrata

22 de Noviembre | 12:11
Redacción
En Mérida ha comenzado una cacería contra Pedro Acedo, el alcalde de la localidad. Se han disparado las alarmas y los alarmeros apuntan contra la alcaldía.

¿Y por qué? Pues por una casualidad. A quienes disparan le parece una 'casualidad', pero eso sí, perseguible de oficio, el hecho de que, a finales del año 2004, Pedro Acedo acompañase a Juan Ignacio Barrero, expresidente del Senado, a una montería en la que había personas que, ahora, en el 2014 –diez años después de aquella cacería- están metidas en la llamada ‘operación Púnica’ contra la corrupción.

Los jueces no suelen admitir las casualidades como pruebas que exijan la apertura de un sumario y la puesta en marcha de un procesamiento judicial, pero ¿qué saben los jueces de lo que es hacer justicia? Para hacer justicia ya está la oposición. Cualquiera de ellas: de derecha, de izquierda, mediática, meritoria, de barra de bar… La que fuere.

No pongo la mano en el fuego por don Pedro Acedo. Ni por él ni por nadie. Tengo edad suficiente para conocer que hasta los mayores santos pecaron alguna vez. Y no tengo a Acedo por santo. Sí sé que tiene conocimientos y medios suficientes para defenderse de lo que todavía no se le acusa, sólo se le achaca: que, en los años 2005 y 2006, el Ayuntamiento de Mérida adjudico obras a una empresa vinculada a personas que estuvieron en aquella montería.

Me hace gracia, mucha gracia, y río por no llorar, que se organice –del verbo organizar- una cacería contra un alcalde por la publicación de una fotografía en un periódico. Una fotografía en la que se ve a Pedro Acedo a Barrero y a muchas personas más. La caza es una actividad de riesgo y cada año mueren varias personas, pero el peligro no está en la pólvora, está en las cámaras de fotos. A las cámaras sí que las carga el diablo.

Quien haya ido alguna vez a una montería sabe que esta modalidad cinegética tiene menos de caza, salvo para los perreros, que de reunión social. Una reunión que comienza con el café y la perrunilla o las migas, que sigue con el sorteo de puestos, con las explicaciones y recomendaciones del responsable de la jornada, con la oración, si la hay, con los postores colocando a las distintas armadas y con la comida y la junta de la carne, en la que se exponen las piezas abatidas. Y en casi todas y cada una de estas fases siempre hay alguien que hace fotos. Especialmente en la última, la fotografía con los trofeos.

Esa es la foto en la que sale Acedo que, visto lo visto, lo mismo no salía como cazador asistente, sino como pieza herida.

¿Se puede investigar si las adjudicaciones de obras en un ayuntamiento se hacen con total limpieza? No sólo se puede, se debe. Es imprescindible. Y es la oposición la que está más obligada a hacerlo, hasta el punto de que si no lo hace falta a su deber de control de la Comisión de Gobierno. Pero debe hacerlo con los papeles en la mano, no con una fotografía de prensa en la que sale el alcalde. Un Acedo que también podría no estar en esa foto y, en ese caso, no sería sospechoso de nada, aunque los hechos fuesen los mismos. ¿Se puede investigar si en esa montería, además de comer huevos fritos, cazar y hacerse fotos, se tramaron adjudicaciones de obras? Por supuesto que se puede y, es más, se debe. Pero hay que demostrarlo, no simplemente suponerlo.

La actual oposición en el Ayuntamiento emeritense tuvo dos años para investigar si la adjudicación de las obras fue correcta, gobernó durante los cuatro años siguientes y pudo haber investigado si las adjudicaciones, todas, habían sido correctas, lleva los últimos tres años y medio en la Corporación y le ha dado tiempo más que suficiente a investigar si aquellas adjudicaciones fueron correctas. Pero no lo ha hecho, o no lo ha hecho bien, y ha necesitado la publicación de una fotografía en un periódico para oler la sangre, para ventear que en esa foto puede haber carne de adversario político.

Más que retratar a Pedro Acedo, esa fotografía retrata a una oposición que lleva años en el Ayuntamiento y detecta en una foto de prensa las irregularidades que no ha encontrado en los papeles. ¿A qué se debe semejante incapacidad detectivesca? Eso de que una fotografía dice más que mil palabras es un cuento chino, de gente a la que no le gusta leer y prefieren ver la película antes que abrir el libro.

Las obligaciones de la oposición no prescriben. Si detecta una irregularidad 20 años después de que se haya cometido, debe perseguirla, aunque la responsabilidad penal del infractor haya prescrito.

Lo que no debería permitirse la oposición, sobre todo una oposición que ya se considera casi gobierno, es llegar tarde y mal, poniendo en duda la honorabilidad de políticos y de funcionarios dando pábulo a una foto grupal de las personas asistentes a una montería y en un país en el que la gente se hace fotos hasta en el cuarto de baño y, además, las publica en las redes sociales.

Otra cosa hubiese sido que, al ver la fotografía, volviera a revisar las adjudicaciones y, si encuentra un detalle irregular que en su momento se le pasó por alto, pida inmediatamente una comisión de investigación para aclarar lo ocurrido y poner el caso en conocimiento del juzgado si fuese necesario. Pero pedir una comisión de investigación tras la publicación de una fotografía, no es serio. Ya sé que es mucho pedir que se actúe con seriedad en determinadas circunstancias, pero no es serio.

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