En la provincia de Cáceres, la ciudad de Trujillo se encuentra a pocos kilómetros de la capital de dicha provincia a la que ha quedado unida recientemente por la autovía, lo que la hace fácilmente accesible al viajero.
La ciudad se encuentra ubicada en una colina de piedra granítica lo que buena medida era la tónica constructiva de las fortalezas medievales, ya que con ello se conseguía y garantizaba una posición geoestratégica muy ventajosa frente a posibles incursiones intramuros de la fortificación. Previamente, en época prehistórica y en posteriores siglos, fueron muchas las culturas que se dieron cita aportando a dicho emplazamiento diferentes nomenclaturas a lo largos de los tiempos: Turgalium, Castra Iuliae o Torgiela.
Si por algo se caracteriza Trujillo, es por el hecho de ser una de esas ciudades en las que el visitante se siente transportado al pasado; en cuanto ponemos un pie en su Plaza Mayor el viajero puede sentirse como un conquistador más, un protagonista invitado a pasear en un entorno con un bagaje histórico como muy pocas ciudades tienen. Subimos al castillo y siguiendo esa ruta podremos descubrir palacios, casonas, rincones únicos donde la historia se palpa y aún se respira en sus gruesas paredes de piedra.
Así, en nuestra visita a Trujillo en la Plaza Mayor nos vamos a encontrar la Iglesia de San Martín. Rodean la plaza una serie de palacios como el palacio de los Duques de San Carlos, el palacio de los Marqueses de la Conquista o también llamado palacio “del escudo”, que data del siglo XVI, así como el palacio del Marquesado de Piedras Albas, la Casa de la Cadena, antiguo palacio de los Chaves-Orellana. Y qué decir sobre la estatua ecuestre de Francisco de Pizarro quien, como sabemos, es hijo de esta tierra; soberbia escultura del conquistador que nos lo muestra en todo su esplendor siendo unos de los símbolos más característicos de la ciudad.
De igual manera, podemos encontrar en nuestro deambular por sus calles, la Casa del Peso Real o de los Chaves Cárdenas, el palacio de Juan Pizarro de Orellana, el antiguo Ayuntamiento, el palacio de Santa Marta, la Iglesia de Santa María la Mayor, magnífica joya arquitectónica del gótico.
En cuanto a su muralla, como sabemos es de época musulmana y acoge el Alcázar de los Bejaranos, el de los Altamiranos, el de los Chaves, la iglesia de Santiago, el aljibe árabe y la Alberca así como el convento de Santa Clara, lugares todos ellos de obligada visita en la ciudad.
Todo este recorrido por sus calles y lugares destacados, nos llevará dirección al Castillo, que tiene unas vistas privilegiadas de toda la ciudad. En él, se encuentra el Santuario de la Virgen de la Victoria, Patrona de Trujillo. Es de planta cuadrada con torreones en las esquinas y la puerta principal queda custodiada por dos grandes torres macizas estando el conjunto en buen estado de conservación, con entrada libre al recinto.
Si además por algo pasó a la historia y hoy en día se reconoce a esta ciudad, es por ser la cuna del descubridor del Perú, Francisco Pizarro así como de otros tantos como Francisco de Orellana, descubridor del Amazonas, Diego García de Paredes, conquistador de las tierras de Venezuela, … que hicieron historia en el Nuevo Mundo.
Hoy en día Trujillo es una de las ciudades modernas en que mejor estado de conservación presentan sus bienes. Por eso se presta a ser escenario de no pocas celebraciones y manifestaciones culturales que animan a cuantos visitan la ciudad a disfrutar de todas ellas. Así, por ejemplo, el domingo de Resurrección se celebra la conocida fiesta de “El Chíviri”, fiesta además declarada de Interés Turístico Regional de Extremadura. Reúne en torno a la Plaza Mayor a los trujillanos ataviados con los trajes regionales y pañuelos rojos anudados al cuello y a los visitantes. Las canciones y los bailes tampoco faltan en esta celebración. Y a finales de mes de agosto, tienen lugar las fiestas en honor de su patrona, la Virgen de la Victoria.
Pero sin duda alguna, una de las más reconocidas celebraciones tiene lugar en la primavera y congrega cientos de visitas, es la Feria Nacional del Queso acogiendo a un gran número de participantes que pueden degustar los distintos quesos y vinos de nuestra geografía.
Las palabras expresadas para describir Trujillo se nos quedan cortas y sólo podemos decir que la mejor manera de apreciar su esplendidez es visitarla cuanto antes… mejor ¿Por qué no en la próxima escapada que hagamos?