Y al final del año todos tenemos que ir a una, siempre
 | | 30 de Diciembre | 13:17
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Habrá quien al leerme diga que voy con un poco de retraso, pero no, cuando profundicen en estas letras verán por qué lo digo. Uno de los temas de las últimas semanas ha sido sin duda la notica del atentado contra la sede del Partido Popular en la calle Génova de Madrid. Los medios empezaban a recabar información sobre lo ocurrido, un hombre de 37 años, del pueblo turolense de Bronchales, empotraba su coche en la entrada de la sede nacional, en el interior un artefacto casero con fertilizante y combustible adosado a dos bombonas de gas butano cuyo fin estaba claro, explotar.
Como en todo en la vida, más aún en un hecho como éste, las especulaciones empezaron a correr desde el primer momento. No se sabía la procedencia del atentado, al principio, como declaraba el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando, se temía que “el atentado pudiera deberse a la acción del terrorismo islámico”, algo descartado rápidamente. Se ha hablado del posible estado metal del atacante, de un estado depresivo hace años, desequilibrio mental, de su situación económica debido a encontrarse parado, de las declaraciones que hizo a la policía en el momento de su arresto, sus vecinos de Bronchales también le describieron.
Son muchos los datos que a lo largo de ese día y durante los siguientes se fueron conociendo, datos objetivos sobre los que no voy a incidir más, sin embargo, quiero centrarme en la subjetividad de lo ocurrido, somos personas y como tal opinamos y podemos ver las cosas de un modo u otro pero ante determinados acontecimientos en nuestras vidas y más aún en una España con la lacra del terrorismo siempre presente, ahí las opiniones deberían ir todas a una.
No llegará a entrar en mi cabeza nunca, como ante hechos de esta magnitud puede haber quien se alegre, quien haga mofa, quien hubiera deseado el fin para el que todo estaba programado, y no, no estoy exagerando, no me estoy inventando nada, solamente hay que echar un vistazo a ciertas publicaciones en las redes sociales de esos días, ¡qué daño están haciendo las redes en algunos casos! Con ampararse tras la pantalla y el teclado del ordenador pensamos que podemos decir de todo. Pues quizás ahora, ya en frío y meditado, la eurodiputada que justificó lo ocurrido tendrían que dar explicaciones en algunos de los foros en los que participa o mejor, donde trabaja, en la cámara, ante todos los europarlamentarios. Pero luego también están los comentarios a escala menor, no por menos hirientes, sino por más cercanos a nosotros, a unos kilómetros, ¡pero en qué cabeza humana cabe decir que tenía que haber salido bien! ¿En qué mundo vivimos? ¿Nos hemos vuelto tan insensibles? ¿Estamos inmunizados para todo?
En la calle podemos oír de todo, puede sentarnos mejor o peor, no llegar a comprender que se digan tales barbaridades, mejor dicho burradas, pero quienes nos representan deberían de vez en cuando morderse la lengua antes de hablar, por lo menos así le duele algo, no sirven a sus ideas, las de andar por casa, sino a las de un grupo, a sus responsabilidades como políticos, con sus ideas que está claro no casan con las de todos, pero ante esto, todos a una. Quiero creer que los respectivos grupos de quienes se dedicaron a hablar demás, y así se retrataron, no coinciden con lo que han dicho sus miembros, de hecho lo creo, porque los grupos políticos han condenado lo ocurrido, recordemos el comunicado del PSOE en el que rechazaba y condenaba el atentado así como transmitía su apoyo a los populares. Este gesto socialista es entorno al que todos debemos movernos. Da igual azul, rojo, verde, rosa, morado (ya han leído alguna vez el tema de los colores en otro de mis artículos), los colores no deberían separarnos ante esto, deberían unirnos. España está marcada por las bombas, los disparos, las amenazas, las muertes, por desgracia hubo un tiempo que fue el pan nuestro de cada día, y gracias a la unión, el todos a una del que hablaba, el pan de hoy es otro, no queramos que ese terrorismo se transforme ahora en otro más cercano, más a mano de cualquiera, no alimentemos eso, no perdamos el corazón ante hechos como éste, no busquemos justificación a lo injustificable. Aunque está visto que hay quien no tiene corazón, “que si las cosas le pasan a cierto color mejor aún, ellos se lo han buscado”, dicen algunos. No, nadie se busca eso, nadie tiene que sufrir por las consecuencias de algo así, no tendríamos que sufrir por nada, pero las cosas no se solucionan por ese camino, sino que te pierdes.
Años atrás cuando tocaba hacer balance el 31 de diciembre en los informativos, la noticia central era el número de muertes por atentado terrorista, ese yugo tan pesado que a nuestro país le ha tocado llevar durante años y del que ojalá consigamos liberarnos definitivamente, el camino es el oportuno, pero por favor, que no bifurquemos ese camino hacia otro tipo de atentado, centremos la cabeza, quitemos ciertas ideas y, sobre todo, pensemos que al final del año todos tenemos que ir a una, siempre.
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