No conviene hacerle demasiado caso a las encuestas. Cuando son favorables, porque consiguen que te confíes y dejes de poner los cinco sentidos en el objetivo y en el camino que deberás recorrer para alcanzarlo. Cuando son desfavorables, porque te restan confianza y te obligan a prestarle atención a unos hipotéticos resultados carentes de una base real sólida.
Una encuesta es como asomarse hoy a la ventana para saber qué tiempo hará dentro de dos meses. Cualquier parecido con la futura realidad será pura coincidencia.
Pero, ¿cómo resistirse al canto de sirena de las encuestas que pronostican tu victoria? Es mucho más fácil despreciar los sondeos que pronostican tu derrota.
Pues hay quien hace lo uno y lo otro a la vez y considera que hace lo correcto. Es como rizar el rizo del ánimo y del desánimo.
Le está ocurriendo al PSOE extremeño que no le hace caso, y hace muy bien, a las encuestas que, un sondeo tras otro, lo colocan por detrás del PP de Monago. Nada importa que esas consultas demoscópicas marquen una tendencia electoral desfavorable para los socialistas extremeños, pues ellos las consideran erradas.
El PSOE de Guillermo Fernández Vara, embestido por la furia del abismo, se agarra con fuerza a dos tablas de salvación, cual náufrago en la tormenta electoral.
Una de ellas es un estudio, para uso interno, que dice tener, que asegura que es favorable a sus intereses y que no ha hecho público.
La otra tabla son los resultados extremeños de las últimas elecciones europeas, en los que el PSOE obtuvo mejores datos que el PP.
Si ya es arriesgado ponerse en manos de los estudios para uso interno, especialmente cuando contradicen a todos los de uso externo, tiene mucho más riesgo fiarse de los resultados de unas elecciones, las europeas, que se parecen a las autonómicas en que se vota, pero en nada más. Ni en la circunscripción, ni en los candidatos, ni en los programas, ni en la campaña, ni en nada que no sea las urnas se parecen unas elecciones europeas a unas elecciones autonómicas. Ni Vara es Elena Valenciano ni Monago es Arías Cañete. No hay equivalencia posible.
Claro que, en Extremadura, hubo más votantes del PSOE que del PP. Es lo que acostumbra a suceder por estas tierras en todas las elecciones europeas, pero eso no es una garantía de que ocurrirá lo mismo en las autonómicas. Porque si las europeas fuesen un buen termómetro y siempre tuviese que suceder lo mismo, el PSOE habría ganado las elecciones autonómicas del 2011, ya que se había impuestos en las europeas del 2009, en las generales del 2008 y en las autonómicas del 2007. Y, sin embargo, perdió los comicios autonómicos del 2011, y los perdió por bastante mayor diferencia de la que anunciaban las encuestas.
¿Qué ocurrirá entonces en Extremadura en las elecciones autonómicas del próximo 24 de mayo? Lo que el electorado quiera que ocurra. Ni más ni menos. Pero es poco probable, por no decir nada, que los votantes acomoden su voto autonómico a lo que votaron en las europeas. Para conseguir su voto habrá que hacer algo más que refrescarles la memoria.
Los resultados de las elecciones europeas pueden ser una referencia, pero distan mucho de ser el referente. Al menos para las autonómicas.