Monago ha tenido la gallardía de comparecer, a petición propia, ante el Pleno del Parlamento de Extremadura para darles cuenta a los legítimos representantes del pueblo extremeño de su gestión al frente del Gobierno.
No estaba obligado, pero ha querido hacerlo y lo ha hecho, en un debate a cuatro bandas tomadas de dos en dos.
¿Quién ha ganado? Es la pregunta después de cada debate, tenga el formato, los protagonistas y el ámbito que tenga. Decídalo usted. Tiene usted tanta capacidad y tanta legitimidad para designar al ganador de este enfrentamiento dialéctico como cualquiera.
En mi opinión no hay un ganador del debate, sino varios.
En primer lugar han ganado el parlamentarismo, la transparencia y la democracia. Porque los parlamentos se crearon para parlamentar, para hablar, para intercambiar opiniones, aunque algunos debates, no es el caso, tengan más de monólogo que de conversación. Ha ganado la transparencia, porque explicarse, abrir las ventanas, aunque no se esté obligado a ello, siempre es preferible a esconderse en la penumbra. Y ganó la democracia porque el contraste de puntos de vista, incluso cuando se dice lo mismo con palabras diferentes, es esencial para la democracia.
José Antonio Monago es otro claro ganador. No sólo quería comparecer ante el Parlamento y lo ha hecho, sino que ha visto como su principal contrincante, Guillermo Fernández Vara, líder del PSOE, apoya su idea de establecer por ley la obligación de hacer una evaluación de la gestión gubernamental al final de la legislatura. Y para ir más allá del reto que platea Monago, Vara se compromete no sólo a someter a debate su gestión, si es que vuelve a gobernar Extremadura, sino a que el Parlamento le ponga nota votándola. No hay que ser una lumbrera para vislumbrar el resultado de cada votación.
Con la comparecencia del presidente del Gobierno extremeño, Vara ha tenido una razón para subir a la tribuna y fajarse en el cuerpo a cuerpo con Monago. No le gusta esta faceta de la política a Vara, se nota mucho, pero cuando se es el líder de la oposición hay que batirse el cobre desde la tribuna y no limitarse a intervenir desde el escaño. Cabría esperar que, tras la infructuosa presentación de la moción de censura contra Monago, hace un año, y la entrada ‘en servicio’ de la llamada ‘Agenda del Cambio’, Vara tuviese un mayor protagonismo parlamentario, como aspirante a la Presidencia del Gobierno. No ha sido así. En la carrera de Vara como cabeza de la oposición le ha faltado un cambio de ritmo suficientemente fuerte y sostenido para dejar atrás a sus rivales, pero lo suyo es ir al tran-tran. La presentación de la moción de censura fue un golpe de efecto que sorprendió a Monago que, por unos instantes, pareció un boxeador al borde del KO. Ahora, en este cara a cara con el presidente extremeño, Vara ha salido con otro anuncio de moción de censura. Dice que la presentará en las urnas, pero sus palabras han sonado a hueco, sin contundencia.
Si alguien ha salido vencedor del debate ha sido Jesús Cimarro, director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Incluso por encima de José Antonio Echávarri, consejero de Agricultura, Desarrollo Rural, Energía y Medio Ambiente. Vara le pone un 7 a la gestión de Monago en el sector agrario que lidera Echávarri y un 10 al Festival de Teatro Clásico de Mérida. Vara reconoce que en el Festival se ha hecho una gran gestión y felicita a Cimarro y a su equipo por su labor al frente de certamen. Hay que suponer que, en el ‘equipo’ del director del Festival, Vara incluye al Patronato que lo rige, a la consejera de Cultura, a todo el Gabinete de Monago y al propio presidente, pues a Cimarro lo puso al frente del Festival el Gobierno de Monago.
Eso sí, Vara que ya había elogiado antes a Cimarro y había hablado con él, según cuenta el propio líder del PSOE, ha dejado constancia en el acta de la sesión parlamentaria de que Cimarro tiene su apoyo. La verdad es que el director del Festival se ha ganado a pulso el reconocimiento en muchos ámbitos. Lo que no se entiende es que Vara le dé un diez al Festival, que felicite desde la tribuna a Cimarro y a su equipo, y que su partido, el PSOE, y sus compañeros del grupo socialista mantengan su animadversión a los premios Ceres, que ponen colofón al Festival. Porque para Cimarro y para 'su equipo', los premios Ceres no sólo forman parte de Festival, sino que son imprescindibles para la proyección del mismo.