La hora de los pactos
1 de Abril | 13:53
Redacción
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Y como lo prometido es deuda aquí está, dije que algo escribiría sobre Susana Díaz y compañía y no me gusta faltar a mi palabra. ¡Manos a la obra! Una vez que ya se han analizado por activa y por pasiva los resultados electorales, desde todas las perspectiva habidas y por haber, una vez que hemos llegado a estas alturas, ahora toca pactar, intentar llegar a acuerdos con los demás partidos para que Díaz sea investida por mayoría absoluta, de no ser así volverán a votar en la cámara hasta convertirse en la presidenta andaluza por mayoría simple. Pero claro, no es lo mismo contar con el apoyo de al completo que hacerlo sin nadie. De todos modos para el debate de investidura nos queda un tiempo.
Llevamos unos días viendo a la presidenta electa salir en imágenes con los miembros de los demás partidos, esta vez más reuniones, a más partidos más personas con las que hablar y a las que intentar convencer. La hemos visto sonriente, es verdad que parece una mujer risueña y al menos ante las cámaras no pierde esa sonrisa potente que tiene; la hemos visto cercana, no evita el contacto físico, hay personas a las que no les gusta tener que estar tan, tan pegados al entorno, tantos besos y abrazos, pero creo que no la vamos a ver muy condescendiente. ¿Por qué? Muy sencillo, por primera vez se siente respaldada, ya ha sido elegida por el pueblo andaluz, aunque en los útlimos días han salido algunas casos que siembran dudas en la forma de conseguir votos, con toda la razón, pero a pesar de ello las papeletas fueron las que fallaron a su favor, ya es una presidenta legitimada y eso engrandece, digo yo, al menos en sus intervenciones desde el día de las elecciones se le nota, ha dejado bastante claro que no piensa pactar con nadie porque ya ha pactado con quien tenía que hacerlo, con los andaluces. ¿Qué dice Ferraz? Los pactos o no los decide el partido en su conjunto, o sea, que al final Díaz tendrá que pasar por el aro de unos u otros, pero sobre todo por lo que Pedro Sánchez diga, para eso es su secretario general, ése con el que parece mantener un pique algo más que dialéctico.
Es verdad que los acuerdos de gobierno no le han venido precisamente bien a Díaz, es más, fatal, sino no hubieran tocado elecciones aún. El matrimonio con IU no le salió como pensaba, así discurren las parejas de conveniencia, era criticada por no ser la presidenta elegida por los andaluces, por tener la cabeza en otro lugar, por no ver la realidad y acabó por tener que romper el pacto. Desde luego no han sabido trabajar como estos cuatro años en otras tierra, a ver que piense... como en la nuestra, que digan lo que digan debemos servir de ejemplo. ¡Ya me estarán lloviendo las criticas! ¿Qué pasará si ahora pacta? El PP le pide un acuerdo escrito para que gobierne la lista más votada; Podemos y Ciudadanos coinciden en la necesidad de que Chaves y Griñan dejen sus escaños. Por ahora cuenta ya con dos negativas rotundas, pero hay unos que parecen estar pensando qué hacer el día de la investidura, por lo pronto para la reunión una que yo me sé y ustedes no ignoran se “tuneó” de tal manera que no parecía ella, vamos a ver, yo soy así, me han votado así, ¿por qué tengo que disfrazarme de algo que ni me pega para causar buen efecto? Luego pasa lo que pasa.
Ahora solamente falta que lleguen a San Telmo los salvadores de cada grupo, pero los peces gordos, Sánchez, Rivera, Iglesias, que se les vea bien, que impongan sus normas, que como dice el secretario socialista la decisión la toma el partido, estoy de acuerdo con él, sin que sirva de precedente, no os acostumbréis que muchas veces como ésta no creo que haya, pero tiene razón porque ellos representan unas siglas, esas letras son la imagen de unos principios y una manera de hacer que es lo que convierte en diferente a cada grupo, por lo que tendrán que ser fieles a ellas, independientemente de las pinceladas propias de cada región. Al final Susana Díaz tendrá que hacer lo que mande Ferraz, discutirá con quien haga falta pero si quiere un poquito de tranquilidad no le queda otra. O sino que se junte con el que ahora todo el mundo quiere a su lado, carisma no le falta al joven Albert.
Y todo esto pasa mientras planea la sombra de nuevas elecciones en Andalucía, ¡madre mía vaya añito vamos a tener! ¡Qué estrés! Con lo feliz que me lo prometía yo a principio de año con todas las cosas que iba a escribir y ahora hay semanas que me tiembla todo nada más pensar lo que puede venir. Pero bueno, aquí estaré que será buena señal.
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