No se lo van a creer, pero no he querido escribir nada sobre su marcha hasta no estar segura porque me daba a mí que volvería, eso de “me voy pero volveré”, no sé por qué, pero al final no volvió. Sí, estoy hablando de él, de Juan Carlos Monedero que hace ya unos días nos sorprendió de una manera bárbara, quién se lo iba a decir a él con lo feliz que se las prometía; él, cofundador de la “revolución” en España; él, el que todo lo lograría con sus palabras; él, el Adán de todo lo bueno, estupendo y maravilloso; él, el de las ideas de bombero retirado, como se suele decir; él, el que se olvidó que por encima estaba otro, el otro, Pablo Iglesias. ¿Pero no era un partido en el que todos estaban a la misma altura, en el que los cinco estaban en la misma línea, en el que nadie era más que nadie? ¿Pero no que no era un partido? ¡Qué nos han tenido engañados!
Pues sí, se marchó, no podía aguantar más, no es que lo dijera en su momento así, pero no solo el lenguaje verbal es el que existe, más dicen los gestos, los silencios, las miradas, más encierra todo ello y se notaba a la legua que no estaba cómodo. No es santo de mi devoción pero tenía razón en algunas cosas, claro está, todo visto de la perspectiva de su formación que mira que me cuesta meterme en su pellejo, pero todo sea por ustedes. No eran un partido político, no nacieron como tal, de hecho para ellos los demás partidos son la ya famosa casta, pero según la reflexión de Monedero Podemos se había convertido en un partido al uso, uno más entre otros y ése no era el principio por el que se unió a ellos. Otra de las cosas que criticó es que Iglesias y compañía se habían desviado de sus principios, habían decidido seguir la senda fácil, aquello que prometían, bastante complicado de conseguir, no era ya su punto número uno. Y el remate fue la tele, ¿la tele? Los amos y señores de los debates, los que sino llega a ser por la caja mágica o tonta, como quieran llamarla, no los conocería nadie, que dice Monedero que a sus compis les gusta más la tele… Ven, eso tiene gracia, muerde la mano que le ha dado de comer, adaptemos la frase hecha, critica a quienes le dieron la oportunidad de ser hoy quien es, de convertirse en un político, ups, se me pasó, que no es político es miembro de una formación, como si fuera de la asociación de jugadores de canicas del barrio, es una formación también, ¿no? O sea, recapitulando esto de la tele que me gustó mucho, salen en la tele todos, los cinco, gracias a esa presencia en los medios consiguen en las elecciones anteriores posicionarse y entrar en las urnas por la puerta grande, gracias a la tele han ido calando hondo en muchas personas descontentas con la política en general y ahora viene este señor a criticar la presencia de sus compañeros en los medios. Pues tiene razón, que no vayan tanto a la tele, así ellos contentos y el resto más, una buena solución.
Pero la gracia sigue para bingo, ¿dónde se han “despedido” los dos? Eso es, en la tele, han dado una ración de te quiero, que bueno eres, no te vas del partido, seguimos juntos luchando, eres el mejor, etcétera, que estoy empalagada, eso que la tele parecía ser una de las culpables de la ruptura. Veremos a ver si esa ruptura no les pasa factura en las urnas.
La verdad que poco he escrito sobre esta formación, partido o como se quieran llamar, creo que lo peor que podía hacer era darle bombo, ser nosotros los que le diéramos de comer, alimentar sus palabras con más palabras, ponerlos cada día en primera línea de batalla que les llevaría a la línea de meta los primeros, no quería ni quiero ser partícipe de ello. Pero hoy es diferente, como ellos se regodean en la desgracia de los demás partidos, en los desaciertos, en las meteduras de pata y en mil cosas más, como parecen alegrarse del mal ajeno pues nada, vamos nosotros a alegrarnos que los cinco se hayan convertido en los cuatro, ¡qué pena, ya no hay un título de cuento para ellos!