Algo no tengo claro

Sí, hay algo que no tengo claro pero voy a empezar por lo que sí, vamos, lo obvio. Hace ya una semana que tuvieron lugar las elecciones del 24 M; hemos pasado la resaca de los días previos, de la jornada electoral y, como no, del día después, mejor podría decir que es una resaca latente, está ahí, permanece y no sabemos cuando terminarán los acontecimientos, aunque hay fechas marcadas en el calendario aún no sabemos si ésas serán las claves.

La del 24 M fue una jornada extraña, más la noche que el día, hasta las ocho de la tarde todo discurrió con aparente normalidad o al menos eso parecía, pero los cambios estaban en cada uno de los sobres que entraban en las urnas, esos que provocarían que más de uno le diéramos vueltas a la cabeza cual Niña del Exorcista, y lo seguimos haciendo.

No, hay cosas que no tengo claras, pasada la semana hay algo que sigue sin cuadrarme, vamos también a por lo obvio. Estamos ante uno de los comicios del año, en este caso los regionales y locales, esas elecciones en las que por regla general, visto lo visto ya no hay reglas, se suele votar mirando a la persona, al ser más cercanos, más como de andar por casa, conocemos más a los candidatos desde una perspectiva personal, humana y eso conlleva que depositemos nuestra confianza en la persona, en nuestro vecino, con el que nos hemos tomado algo alguna vez, con el que charlamos asiduamente. O sea, que visto lo visto, esta reflexión que muchos hacemos, el conocimiento personal de los candidatos repercute en las urnas, está de capa caída.

¿Pero qué ha pasado? A ver, se presentaban Rajoy, Sánchez, Iglesias, Rivera, como es lógico a nivel municipal y autonómico, ¿no? Pues no, este calor me está reblandeciendo las neuronas, que no Rocío, que no, que esos van para La Moncloa (ya me gustaría verlos por un agujerito eligiendo cortinas). ¡Anda! Para La Moncloa, o sea, para las elecciones nacionales, ¿entonces? Si es que parecía que se les iba a la vida en ello, eso sí, a algunos más que otros, porque claro, los “grandes ”tienen que apoyar a los “pequeños”, pero dentro de unos límites, hay que dejar volar a los pupilos.

Voy a hacer memoria, sino recuerdo mal, Pedro Sánchez decía que Rajoy no dejaba de ir a Andalucía allá por el mes de marzo, creo que voy recordando, pero ¿qué ha hecho él en precampaña y campaña? Si lo hemos visto en todas las fotos bañándose entre las masas.

Pues ése es el tema. Ha parecido que los candidatos tenían que caminar de la mano de sus “jefes”, algunos candidatos, porque creo que hay otros que tienen suficiente entidad propia para funcionar de maravilla, para manejarse ellos solitos y para hacerse el hueco que ya tienen y deberían seguir forjando.

¿Y ahora? Pues seguimos igual, porque tenemos a Pablo Iglesias que ya recibe llamadas de Sánchez y le ha salido una coronilla luminosa y hasta ha crecido porque claro, tener a sus pies a todos es para sentirse el rey del mundo. Y también Albert Rivera, que se siente aún más mono y agradable porque tiene todos los focos hacia él y guarda en su bolsillo las famosas llaves ansiadas por muchos.

Todos estos cuando hayan dirigido a sus candidatos, cuando los hayan manejado, les hayan dado las pautas, se irán, volverán a su entorno y encima se reirán hasta de sus alumnos.
En las urnas se vio reflejado este poder superior, me hubiera gustado preguntar a más de un votante de ciertas formaciones si conocían a sus candidatos locales y regionales, si se habían leído sus programas y si sabían lo que hacían. Muchos no conocían las marcas que se habían creado a nivel local de alguna formación, solo conocían el nombre de su cabeza de partido que le avala un prestigio y el prestigio es así de caprichoso. Otros veían en las papeletas ciertas caras que solo han visto por televisión y claro, si sale en televisión será lo mejor.

En fin, ellos se irán, otros se quedarán y luego llegarán los arrepentimientos, miento, ya están algunos llevándose las manos a la cabeza por lo que han hecho, pero al fin y al cabo tenemos lo que nos merecemos porque lo que nos gusta es el populismo y de esos algunos van sobrados.