Habemus nuevo Gobierno aunque eso de nuevo...
 | | 2 de Julio | 12:14
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Empiezo a escribir y empiezo a reír, tranquilos que el calor no me ha afectado hasta ese punto, es que recuerdo las letras que escribí hace unos días en las que decía que tal y como estaba el panorama, viendo lo que estamos viviendo, se me pasaba por la cabeza no seguir escribiendo sobre política, solamente fue un lapsus, me ha durado… lo que tardé en centrarme en el debate de investidura el martes por la tarde y empezar a hablar sola, lo bueno es que siempre llevo la razón porque fijaos, nadie me escucha y mucho menos me contestan ¡Soy un caso!
Pues sí, parece que sí, ya tenemos nuevo gobierno en Extremadura, literalmente sí, ahora veremos cómo será, cómo avanzarán las cosas, qué políticas se llevará a cabo, vamos que nos queda mucho por ver, mucho por vivir, mucho por sentir, ¡lo que nos queda…! Y otra cosa, ¿cómo lo llamamos? Es tal la indecisión y el conflicto mental que tengo al conformar el nombre de lo que ahora vamos a tener que prefiero ni nombrarlo, ¡qué no me líen más!
Eso sí, por lo que he escuchado vamos a ser gente normal, se conoce que hasta el momento de normal teníamos poquito (lo reconozco, a veces soy poco normal, pero que yo lo sea no quiere decir que los demás me sigan), y a partir de ahora vamos a disfrutar del gobierno de los normales, “ni de los mejores, ni de los peores, ni de los de en medio”; no es por nada, pero mientras mejor seamos, mejor nos irán las cosas, digo yo, porque para ser normalillos y estar en el montón político para que esforzarse si eso lo puede hacer cualquiera. No señorías, no, estar a la altura de los convecinos, vivir con ellos, con nosotros, no es óbice para ser los mejores, se puede ser sencillo, humilde, humano, cercano, se puede ser como cada uno quiera y ser el mejor porque ello lleva parejo la repercusión en el pueblo, ése que tanto se ha nombrado en el debate con tono lejano y al que, por lo que he escuchado, parecen no pertenecer algunos de los que han pasado por el atril.
Soy normal, normalilla o del montón, no la mejor, y soy joven, no me he sentido excluida en los pasados años, pero por desgracia sí me he sentido fuera de juego en estas horas de debate. Soy la primera que reivindico que los jóvenes no tengamos que marcharnos fuera de nuestra tierra, soy la primera que se agarra con fuerza a la bandera de su tierra, de mi Extremadura, soy la primera crítica cuando animan a marcharse a buscar no sabemos que, pero también voy a ser la primera en criticar que a los que sí estamos aquí, a los que sí apostamos por lo nuestro, a los que sí sentimos que podemos hacer Extremadura, no se nos haya tenido presente en las palabras de algunas señorías. ¡Qué bonito queda decir que los jóvenes tienen que volver, que no tienen que marcharse! Y ¿dónde quedamos el resto? ¿Somos un cero a la izquierda? Hemos apostado en los malos momentos por nuestra tierra con lo poco o mucho que teníamos y ahora ¿se ha olvidado usted de nosotros?
Algo de lo que parecen no haberse olvidado es de las palmaditas en la espalda, a todos nos gusta que de vez en cuando nos den una animándonos a seguir y valorando nuestro trabajo pero sino recuerdo mal, si las fechas no me bailan y si el calor me deja pensar correctamente, ¿quién ha trabajado ya? ¿A qué venía tanto remilgo en ciertas palabras si hasta las 13´10 no teníamos nuevo presidente? ¿Pero que ha hecho el ya presidente antes de esa hora? Yo la verdad que no lo entiendo, pero vamos que ni yo ni muchos, esos “pactos”, esas “coaliciones”, esas “palabritas” como “nos tendrá a su lado”, “seremos responsables a su lado” y peloteos varios y absurdos por el estilo, no entra en mi cabeza. Veremos a ver por dónde salen porque me temo que lo de mucho te quiero perrito pero pan poquito empezará el lunes, tiempo al tiempo.
He escuchado por ahí que ha sido un discurso emocionante, humano, será que para que yo me emocione y afloren mis sentimientos tendría que darse el discurso en otro ambiente, pero bueno, si los entendidos lo dicen… El caso que emoción de ponerse el bello de punta como que no, a no ser que se refieran a lo de sentirse extremeño en tierra extraña, por esa regla de tres yo me he emocionado al escribir que soy de las que se aferra a su bandera, cosa que es verdad, ¿a qué tú también te has emocionado?. Ven, en eso estoy de acuerdo, que bonito queda nuestra acento, ese tonillo, ese deje, fuera de aquí, más cuando nos reconocen por ello o somos nosotros los que sabemos que alguien es de nuestra tierra por el – ino y la – ina. ¡Por fin algo me ha gustado!
¡Ay ay ay! Se me olvidaban más emociones, vaya por delante que no soy nadie para decidir que es emocionante o no, se conoce que la experiencia que ahora les voy a relatar no lo he vivido y, por tanto, no puedo sentirme así. El caso es que el señor Vara se emociona al saber que “hay muchas casas de gente humilde y sencilla en Extremadura que tienen mi foto encima del televisor, eso significa que formo parte de su familia y de sus vida”. Lo siento, disculpa, perdón, pero la imagen que vino a mi cabeza fue: televisor de tubos, la Wendolin de Los Morancos, la sevillana y la foto en el medio, flanqueada por estas tradicionales muñecas que han sido llamadas al baúl de los recuerdos porque ya no hay sitio, ya no es la moda. Debe ser que se ha enterado el presidente que mi tele aún es de las antiguas… ¡Ahh! Pero tengo un reloj.
Con todo esto llegamos a que habemus nuevo gobierno, pero claro, de nuevo, nuevo tiene poco, sino se irá viendo, ojalá y me equivoque, pero cuando ya empezamos diciendo que no se puede mirar atrás, que lo que se ha hecho forma parte del pasado, que no hay que recordar…¿pero para qué lo dices alma de cántaro? Volvemos a lo de siempre, verán como sí, ojalá y me equivoque, ojalá y todos le tengan que reconocer el trabajo bien hecho al presidente Vara, ojalá, pero con el panorama de actualidad que tenemos, las variedades y las mil ideas saliendo de los cerebros de muchos…volveremos a lo mismo, un poquito más moderno pero lo mismo.
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