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LA CRUEL TAREA DEL DEDO ACUSADOR
Los políticos no son de goma
 | | 20 de Julio | 12:31
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¿Qué ocurre cuando, como vulgarmente se dice, metemos los perros en el monte? ¿Qué pasa cuando apuntamos con el dedo acusador? ¿Qué buscamos cuando usamos una cara de diana? ¿Qué ganamos cuando queremos salirnos con la nuestra a toda costa cueste lo que cueste? ¿Qué pasa cuando ponemos nombre y apellidos en mayúsculas, negrita y subrayado? Con mirar cualquier portada de un periódico o ver el informativo del día observaremos qué ocurre en esos casos.
Acusar a… se ha convertido en uno de los deportes nacionales en los últimos tiempos. No sé si con los años o la experiencia he aprendido a ver las cosas de otra manera, a analizar las situaciones o simplemente he agudizado el radar frente a la maldad que ha crecido hasta cotas inimaginables, miremos donde miremos nos encontramos con un caso nuevo.
El mundo de la política es complicado, con los años quienes la ejercen han perdido la valía con la que contaban; unos pocos han sido los encargados de llevar al fango a muchos y, por desgracia, siempre hay damnificados en estas cacerías sin sentidos, donde aunque no maten a las presas, las quedan noqueadas y consiguen dejarlas aparcadas en la cuneta, aunque claro, por suerte, esas malas experiencias hacen que el hombre agudice los sentidos y cual Ave Fénix resurja de sus cenizas.
Nunca he llegado a entender hasta donde puede llegar el hombre por notoriedad, afán de protagonismo, por estar en primera fila o por, simplemente, hacer daño. Esos adanes de la justicia que no sabemos muy bien el sentido de la justicia con el que ellos cuentan, se creen Robin Hood o alguien por el estilo y, a toda costa, llevándose por delante a quien haga falta, se ponen en primera plana y a por quien venga.
Pero cuando uno actúa tiene que medir algo más que los tiempos en los que sabe va a hacer daño. Controlar el tiempo es muy sencillo, administrar las dosis oportunas para que el tema esté en el candelero es lo más fácil, como si fuera una pastillita diaria que durante unos días sabe que va a hacer daño tiene que tener en cuenta muchas más cosas, por ejemplo, los daños colaterales. Sí, suena frío, a película policíaca, pero los daños colaterales existen y los principales damnificados de ellos son las familias.
¡Benditas familias! Lo que aguantan, y más si lo son de políticos, están para lo bueno, para las alegrías, para las palmaditas en la espalda, para las enhorabuenas, eso no lo duda nadie, pero están para lo malo y son, por desgracias, el foco sobre el que se ponen todas las miradas. El ser humano es morboso por naturaleza y no disfruta más que cuando sabe que está haciendo daño, ver cómo le afecta al entorno del “dañado”. También el ser humano es inconsciente, si más de una vez nos parásemos a pensar las consecuencias de nuestros actos, confío, quizás es mucho confiar, echaríamos el freno y nos replantearíamos la situación.
¿Y los compañeros y amigos? Esos van en otro saco, saco que por desgracia se rompe cuando las cosas se tuercen. En los últimos tiempos quienes me tratan más de una vez me habrán escuchado decir la frase tan manida que cuando las cosas van mal los que se dicen amigos abandonan el barco como las ratas. Por desgracia es así. Entonces, ¿son amigos? Solo los de verdad, los auténticos, quienes ríen contigo y lloran contigo, solo esos, te ayudan a remar, y si se pierden los remos usan sus brazos para llegar a la orilla.
Los políticos no son de goma, por mucho que parezca que todo les da igual, que pasan de aquello que no vaya con ellos, por mucho que los demás se encarguen de dar una imagen de frivolidad de ellos, por mucho…no son de goma y llevan una mochila con ellos llena de su familia que son los que sufren al extremo y tampoco son de goma.
¿Y todo esto a qué viene? Con echar un vistazo a la prensa, como decía más arriba, nos encontramos con casos en los que los verdaderos sufridores de todo son quienes le acompañan en esta intensa carrera que es la política. Por suerte la justicia a veces sí responde: La Fiscalía Provincial de Badajoz archiva las diligencias de investigación del llamado Caso Astorga del que se cumple un año.
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