Alucinando me quedo cada vez que veo el informativo o leo la prensa, ¡alucinando! Me quedo tan a cuadros que llevo toda la semana a ver si pasa algo nuevo más reseñable aún pero no. Y lo que nos queda, que no va a ser poco. Os pongo en situación, estaba yo desayunando, churros con café, con toda la tranquilidad del mundo, charlando animadamente y, de repente, miro hacia la izquiera y aparece en la pantalla Antonio Miguel Carmona, líder municipal socialista de los madrileños, leo el faldón, pues no tenía audio el televisor, y llegó mi primera cara de estupor: se puso un galón este caballero. Gracias a él la alcaldesa Carmena cambiaría la dichosa página web V.O., no me sonó muy bien el tema, me parecía extraño que la alcaldesa fuera a complacer así, sin más al socialista.
Carmena difundió un comunicado del acuerdo al que había llegado con Carmona, ¡Qué lío de apellidos! En el que se entendía que iba a llevar a cabo una serie de modificaciones en la web, todo ello para mejorarla. De ahí la alegría del socialista. Pero ¿qué pasó? Cuando el señor Carmona se congratulaba de lo conseguido, se sentía pletórico y se alegraba de tener una alcaldesa capaz de hacer modificaciones. ¡Qué ingenuo! Se publica un tweet, bueno, lo publica la señora alcaldesa: “La web sigue adelante, está dentro de nuestro compromiso de enriquecer la información munipal. Tal y como anunciamos el viernes, V. O. no cambia, pero estará abierta a revisión y mejora”. Me hubiera encantado ver la cara del señor Carmona después de las florituras que lanzó a la alcaldesa. ¡Ya le han engañado!
Yo no estoy aún muy centrada en el tema, es que llevamos tantos años con los partidos que todos conocemos, gobernando unos y otros a su manera cada uno, pero gobernando, que ahora llegan todos estos y es una tarea complicada de entender. Y preguntarán el porqué de esta complejidad para mí. Pues muy sencillo, en cada gobierno, sea local o regional, llevan al frente relativamente poco tiempo y ya nos ha pasado de todo, que si he dicho, que si tú dijiste, que si escribiste, que si era un joven, que ahora lo borro, ahora lo vuelvo a escribir, aquella que sale en portada, la otra irrumpe, el otro corta un informativo, ahora otros tweet (¡cotillas las redes sociales es lo que son!), que ahora una nueva insultando a no cualquieras, que la otra con sus impuestos vete tú a saber lo que costearía, ¡aissss, qué cansada de tanto! ¿Es o no es complicada la cosa?
Lo peor de todo ello es ese juego de rectificaciones tontas y absurdas en las que se han enrocado todos ellos, algo así como cuando de pequeño rompíamos algo y corriendo úsabamos la respuesta recurrente: ha sido sin querer, perdón. Parece que se han quedado en esa época y a lo que se van a dedicar es a contentar primero y luego, así sin que sus seguidores se enteren, cambian las cosas. ¿Podrán cumplir de este modo el programa electoral del que tal orgullosos se sienten?
Y por la parte que me toca, vamos a ver ¿qué es eso de poner vallas al campo? Quienes nos dedicamos al mundo de la comunciación tenemos la suficiente capacidad para hacer nuestro trabajo, sino no lo haríamos, sabemos contrastar, acudir a fuentes, repasar datos, buscar más información, estamos preparados para ello, sabemos lo que hacemos, no como muchos otros están desmostrando en otras “profesiones”. ¿Por qué tenemos que someternos a los dictados de alguien que no crea acertadas las informaciones que proporcionamos? La cosa está clara, poner el freno, tapar la boca, cortar el teclado del ordnador, quitar la tinta al boli o que desaparezca el sacapuntas, cualquier cosa de éstas es similar a la famosa página Versión Original que según dicen tiene que servir a los medios porque en ella está la información de verdad, que no ha sido modificada en el recorrido (entiendo que de esa modificación somos culpables nosotros). Eso sí “no está abierta a comentarios ni es un espacio de debate”, pero lo que yo escribo sí ¡tócate las narices!
Como decía más arriba, creo que ésta es la primera semana de muchas de las que hablaremos de V. O. y la prensa. ¡Madría mía lo que nos queda!
