Cataluña VS. España

Este pasado domingo una parte sustancial de nuestra clase política respiró aliviada al comprobar que “sólo” un 47% de los catalanes quieren irse de España. “Sólo” casi la mitad, tras un proceso electoral devenido en referéndum – por mucho que se negase esa significación – y en el que han participado más del 85% de los ciudadanos y ciudadanas con derecho a voto. Los analistas de rigor días antes nos decían que si participaba más del 70% las opciones separatistas se situarían por debajo del 40%. No ha sido así.

¿Es posible que solo unos pocos nos preocupemos porque casi la mitad de un pueblo que lleva recorriendo la historia con nosotros 500 años quiera marcharse? No hay ni alivio ni satisfacción en el resultado electoral de este pasado domingo en Cataluña y ver comparecer a Rajoy para repetir las mismas letanías, las mismas frases vacías de contenido y su incapacidad de comprender la dimensión de la realidad nos revela el hecho trágico: que hay más de dos millones de personas que desean decir adiós y que tenemos un Presidente cuya actuación fomenta que cada día ese número crezca.

Claro que, pensemos en la campaña electoral. Todos los mensajes del partido que sustenta al gobierno, de sus ministros y del propio Presidente de este país únicamente apelaban al miedo, al Apocalipsis que se cerniría sobre Cataluña si se independizase. Ni un solo argumento exponiendo las ventajas de permanecer unidos o las oportunidades que nos esperan si seguimos caminando juntos. Decir, aunque sea, que Cataluña gana estando en España y que España gana si continúa Cataluña. Que ganamos en diversidad, en riqueza cultural, en identidades nacionales plurales y no excluyentes, en lenguas y en historias. Pero Rajoy seguramente es incapaz de pensar en términos de integración. Que pueda llegar a ilusionar, obviamente, está muy por encima de sus posibilidades.

Tras el 27S tenemos que gestionar un terremoto que, aunque parezca que no ha afectado a los edificios, lo cierto es que ha abierto severas grietas en los pilares del Estado. Optar por el inmovilismo, por esperar a ver, por confiar en los astros, es un error mayúsculo por el que viene transitando el PP desde hace cuatro años. En todo caso el aviso está ahí: un 47% de los hombres y mujeres de Cataluña votaron a favor del adiós. Y esta opción puede seguir creciendo.