A lo mejor, con este título alguien se pregunta ¿y quién quiere ser víctima?, ¿a quién le gusta que le acosen, persigan, peguen, humillen, le sometan a vejaciones o destruyan su autoestima? Está claro que a nadie. Como a nadie le gusta ser alcohólico, drogadicto, etc., quienes deciden dejar de ser enfermos aún con la presión del entorno a que están sometidos (los considero por tanto víctimas) y no pueden dejar de serlo porque alguien lo decida, sino que el primer paso lo tienen que dar ellos mismos.
Pero como en estos casos de enfermedad, depende totalmente de la víctima dejar de serlo. A todas las personas que conozco (y no son pocas) que han sufrido maltrato, o que han intentado separarse de sus parejas y han sido acosadas por éstos, o han sido incomprendidas por sus familiares, amigos, abogados e instituciones de todo tipo, a todas estas víctimas, les he escuchado decir que han tomado la determinación de “no aguantar más esto que me pasa” o “no tolerar más esto y voy a denunciar, alejarme…”
Con esto quiero decir que, por desgracia, no es el agresor, acosador o insolidario el que va a dejar de serlo, sino que Yo voy a tomar la determinación de alejarme, defenderme o buscar otras vías de defensa para dejar de ser la víctima.
Y no digo que no se necesite ayuda, ni que se tenga la culpa de lo que está pasando pero sí que, únicamente yo ser quien decida que el suplicio ha terminado o que lo voy a intentar. Aunque reincida o piense que es imposible porque no tengo medios o apoyo.
Yo ahora dirijo mi vida, he superado muchos obstáculos y he dejado muchas cosas y a muchas personas en el camino, pero me siento la única dueña de mí. He recuperado la autoestima y ayudo a otras a recuperarla.
Si tienes problemas no te canses de repetirlo, alguien te escuchará y te dará una mano para ayudarte a salir de donde no estés bien. Puede que tengas que repetirlo mil veces o que creas que nadie te escucha, pero quizás des con personas que lo vean igual que tú o que puedan, aún sin comprenderte, prestarte su ayuda.
