Aquí el caso es que tenemos que romper lo que sea , con lo que sea, o con quien sea: se rompe con el novio, con las amistades, se rompe un jarrón, y ahora toca romper con España. Sí, han leído bien y no se hagan los “longuis” que sabemos que hay quien quiere romper con España, algunas veces pienso que porque no se puede coger un cuchillo y como si fuera un chuletón cortar el mapa, que sino más de uno lo habría hecho. ¿Cómo quedaríamos nosotros?
El independentismo catalán ha dado un paso más, no sabemos si hacia el abismo pero sigue caminando, eso sí, rompiendo mucho. A veces da la impresión que se dejan llevar por el populismo, por los mensajes que tanto critican en el resto de políticos pero que ellos mismos ponen en práctica cuando escenifican el poder que quieren alcanzar o que creen ya tener; recordemos la “marcha”, más que populista, acompañando a Artur Mas hasta los juzgados, los alcades con sus bastones en alto (yo pensaba que era palos de selfie, se lo prometo que veía hasta las cámaras de lejos) guiaban al pueblo, no se fueran a perder.
Ese camino siguen y en los dos últimos días con dos nuevos titulares; por un lado, la elecceción de la presidenta del parlamento catalán y su discurso más que rupturista y con cierto tono de amenaza en el que soltó perlas como éstas: se da por “cerrada la etapa autonómica”, se dirige a los catalanes diciéndoles que tienen que dejar de ser “esclavos del pasado”, continúa con más cosas como que en Cataluña se conforma un “parlamento soberano que quiere representar a un pueblo libre”. La cosa sigue con la formación de “ un parlamento nacional con plenas atribuciones” que debe “convertirse en el lugar donde la utopía se manifiesta”. Y terminaba con “viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la República catalana”. ¡Ole ahí! Y tan a gusto que se ha quedado, alucino. ¿Y eso de la utopía como lo cuadrarían? Y, por otro lado, el bombazo de ayer, el pacto, acuerdo o como lo quieran llamar de Juntos por el Sí y la CUP, estos van a romper, a llevarse todo lo que se ponga en su camino y como lo más gordo es España, pues nada, se rompe con España mediante un acuerdo para comenzar el proceso de creación de “un Estado catalán independiente en forma de república”. Pero no queda ahí la cosa, también incluyen que en un plazo de treinta días deberán iniciar la tramitación de leyes para la seguridad social catalana o la hacienda pública, y esperen, que la cosa no queda ahí, noooo, también quieren abrir un proceso de “desconexión democrática masiva, sostenida y pacífica con el esatdo español”. ¡Ole tú! Casi nada. Anda que no son listos estos.
Y yo me planteaba ayer, ¿por qué en treinta días? Muy fácil, por miedo, ¿miedo? Sí, miedo por parte de la CUP a que el gobierno que salga de las elecciones de diciembre empiece negociaciones con Cataluña y algunos sectores de Juntos por el Sí den marcha atrás en sus aspiraciones.
¡Pufff! ¡Qué lío! Entre separatismo, independentismo, soberanismo y mil cosas más yo ya no sé ni dónde estoy, el cacao mental es chico, y se creen que el resto de españoles estamos tan tranquilos, pues chicas taquicardias nos dan a más de uno cuando el informativo lo abre la cara del señor Mas y compañía, yo ya es que hay veces que me veo en Portugal, menos mal que Elvas está a 10 minutos que sino...
Las aspiraciones de cierto sector catalán siguen ahí, seguro que con nuestras palabras seguimos alimentándolas, se han aprendido eso de hablen bien o hablen mal pero que hablen, pues eso, hablamos y mucho, como para no hablar con la que nos tienen montada.
En fin, mientras que cuando se pongan a romper no nos den con el martillo pilón en la cabeza estaremos salvados. Yo por lo que pueda pasar seguiré escribiendo pero con casco incluido porque visto lo visto esto es profesión de alto riesgo.
