La Unión de Consumidores de Extremadura ha alertado acerca de que la "excesiva permisividad" de la sociedad con el alcohol hace "muy difícil" erradicar su consumo entre los jóvenes, que comienzan a beber antes de los 14 años.
Así lo indican los últimos datos publicados, correspondientes al "Informe de la encuesta sobre uso de drogas en enseñanza secundaria en Extremadura" (Estudes), publicado en noviembre de 2014 con datos de 2012, que señala además que el 83 por ciento de los escolares de entre 14 y 18 años ha consumido alcohol en los últimos 12 meses.
La Unión de Consumidores de Extremadura considera que el consumo de alcohol por parte de los jóvenes es un "problema francamente complicado". Según el mismo informe, el 81,1 por ciento de este colectivo había bebido en el último año, y casi el 75 por ciento había consumido en el último mes.
La organización ha aludido a la Ley de Convivencia y Ocio de Extremadura, que pretende prevenir el consumo abusivo de alcohol entre los menores, puesto que la edad de consumo la primera vez es "bajísimas" inferior a los 14 años, y sólo con algo más de 15 años comienza el consumo semanal.
Otras de las cifras que arroja el informe destacadas por la organización de consumidores, se refiere a los episodios de "atracón de alcohol" o "binge drinkings", que se corresponde con 5 copas en un intervalo aproximado de 2 horas, y que alcanza el 43,4 por ciento de los jóvenes en el último mes.
CAMBIOS EN LA LEGISLACIÓN
Ante estos datos, la Unión de Consumidores de Extremadura considera "deseable" un endurecimiento de las leyes que regulan el consumo de alcohol entre los jóvenes. Así, propone aumentar la edad de consumo de 18 a 21 años, erradicar las zonas en las que se permite el botellón, e incrementar las sanciones a quienes vendan o proporcionen alcohol a los jóvenes, según recoge la organización en una nota de prensa.
De igual forma, propone un endurecimiento también de las condiciones para el consumo de alcohol por parte de los mayores, como por ejemplo, según explica la unión de consumidores, ocurre con el tabaco.
Asimismo, reclama una subida en los impuestos que gravan el alcohol, como medida para disuadir la compra de alcohol por parte de los jóvenes, y la prohibición de anuncios que promocionen el consumo de alcohol.
Por último, UCEx aboga por modificar la normativa sobre la tasa de alcoholemia en la conducción, si bien advierte que esta es una competencia del Gobierno central.
CAMPAÑAS DE INFORMACIÓN
Por otra parte, UCE-Extremadura ha señalado la necesidad de un "aumento en campañas informativas" desde los centros escolares para alumnos y padres, con la participación de profesores, campañas informativas institucionales, espacios dedicados en los medios de comunicación públicos o establecimiento de patrullas informativas en los lugares de concentración.
A su vez, la organización destaca que la última campaña específica del Gobierno central para su difusión a través de los medios de comunicación data de 2011; y asimismo considera importante la "información en positivo", ya que cuando se habla de jóvenes y alcohol "solo se resaltan los aspectos negativos" y no las alternativas de ocio saludable o de los beneficios de no consumir de alcohol.
EL PAPEL DE LAS FAMILIAS
La unión de consumidores considera a la familia como un "elemento fundamental" en la educación integral de los niños, y en el caso del alcohol, "no parece" que los padres "estén especialmente concienciados de la magnitud del problema".
Por otro lado, el estudio "Jóvenes y consumo de alcohol en España", elaborado en 2012 por el laboratorio farmacéutico Pfizer, concluye que los padres encuestados muestran un "profundo desconocimiento" sobre los hábitos de sus hijos relacionados con el consumo de alcohol, pues declaran una tasa de consumo hasta 23 puntos inferior a la que declaran aquellos.
De hecho, el estudio determina que el lugar donde los menores prueban por primera vez el alcohol con mayor frecuencia es su propia casa, motivados en ocasiones por la celebración de alguna fiesta especial.
Por último, la organización considera "muy curiosa" la distinta percepción que tienen padres e hijos sobre sus conversaciones sobre el alcohol. Así, algo más del 83 por ciento de los progenitores creen que hablan con sus hijos, mientras que solo algo más del 55 por ciento de estos admiten que así ocurre.
MÁS VIGILANCIA
De otro lado, la organización reclama mayor vigilancia y control sobre los establecimientos que venden alcohol para evitar la compra por parte de menores. En esta línea, recuerda que la Ley de Convivencia y Ocio contempla sanciones, que además hace "corresponsables" a los padres de los menores.
Igualmente proponen un aumento de los controles de alcoholemia en los alrededores de los lugares en los que está permitido el botellón, así como en las salidas y entradas principales de las localidades que suelen atraer a un mayor número de jóvenes.