Miguel De Unamuno y José Ortega y Gasset mantuvieron en los primeros años del siglo XX una controversia en torno a la necesidad o no de europeizar España. Para nuestro filósofo la apuesta por el racionalismo, la ciencia o la modernización (en su doble vertiente, tecnológica y de las mentes) era un imperativo necesario si España quería salir de su apatía tras siglos de inanición. Poner fin a la España agraria, iletrada, de hidalgos y gobernantes ineptos. Para nuestro catedrático de griego, por el contrario, la hidalguía era un valor. La afirmación de la España del misticismo, africana, al modo de Agustín de Hipona. “Que inventen ellos” llegó a escribir Unamuno sobre la ventaja de la ciencia europea. “Ya aprovecharemos nosotros sus inventos”.
“Esta España inferior que ora y bosteza, que ora y embiste cuando se digna usar la cabeza” – dirá Antonio Machado – frente a “la España de cincel y de la maza”. 40 años de dictadura franquista afirmarán la vigencia de la España de sacristía, condenando a generaciones enteras a la más abyecta de las ignorancias.
Un siglo después de aquellos debates sigue siendo necesario europeizar España. Modernizarla. Siquiera Humanizarla.
Cuando comprobamos como el Partido Popular cancela el apoyo a los proyectos de investigación científica – provocando uno de los mayores éxodos de cerebros del país, nunca visto desde la Guerra Civil y la posterior Dictadura - mientras privilegia el dogma y la (sin)razón religiosa; cuando vemos como se considera “adoctrinamiento” enseñar la historia de los derechos humanos y aún de la propia Constitución Española – aquella Educación para la Ciudadanía – mientras se santifica, nunca mejor dicho, el catecismo en la escuela con profesores nombrados por obispos y un currículum escolar plagado de creacionismo y teleología; cuando, en fin, comprobamos como desaparece Filosofía de la enseñanza llegamos a la inevitable conclusión de que nuestros gobiernos nos prefieren tontos y crédulos antes que inteligentes.
Decía Nietzche que “la tarea de la filosofía es hacer daño a la necedad”. Filosofía te enseña a pensar, a razonar, a tener y formarte un criterio propio, a indagar, a preguntarte, a cuestionar, a criticar... en suma, a no aceptar verdades reveladas y prejuicios. Quien tiene bien armada su cabeza, y lo que nuestros gobernantes quieren es que memoricemos, no que pensemos – es capaz de interpretar un mensaje político y determinar que “es falso” o leer un contrato laboral y llegar a la conclusión de que es “injusto”. Porque la Filosofía es un preguntarse constantemente por el sentido de la Verdad, la Justicia, la Belleza o la Igualdad.
Si lo que queremos son alumnos que engrosen las listas del paro o acepten sin rechistar las condiciones laborales más infames, que no protesten, que no se opongan, seres acríticos, apáticos y carne de cañón para su conveniente explotación, sin duda, el programa escolar del PP es el adecuado. Por eso sobra Filosofía y por eso toda asignatura que te muestre las ventajas de vivir arrodillado será bienvenida.
Qué filosofen ellos. Esa es la divisa.
Reflexionad sobre lo siguiente: poned en una lista a los grandes matemáticos, filósofos, físicos, astrónomos, biólogos, etc de la Historia... ¿Cuántos son españoles? ¿Cómo hemos contribuido a la ciencia? ¿Cuánta tecnología hemos creado en nuestro país?
Podemos contar con los dedos de una mano los Premios Nobeles españoles en ciencia. Uno. Y vivió en el exilio. También necesitamos pocos números para comprobar que nuestro Salario Mínimo Interprofesional es uno de los más bajos de Europa, sucede lo mismo con nuestras pensiones y tenemos una de las peores legislaciones laborales. Tal vez esto último se pueda explicar por la enseñanza que ha predominado, donde lo esencial es “aceptar lo que hay” en vez de “cuestionar lo que hay”