En estos días en los que más que nunca me agarro a la Fe, en los que la vida nos ha dado un duro golpe y sentimos que nuestras creencias nos ayudarán a salir a adelante, en los que pensar que las cosas suceden por algo, por algo estamos aquí y por algo nos vamos, en estos días personalmente complicados, tener que leer ciertos comentarios en los que como creyente me siento reflejada resulta repugnante.
La vida se compone de un toma y daca, de tú eres y yo soy, yo creo en esto y tú en lo otro pero, sobre todo, la vida de compone de respeto, o al menos de eso debería estar formada, ésa debería ser la base de todos y cada uno de nosotros, el cimiento del respeto mutuo, no del tú respétame a mí que yo contigo haré lo que me dé la gana.
Cansada estoy de tener que aguantar el cinismo de algunos con sus comentarios concernientes a las creencias religiosas, hastiada me tiene el tonillo burlón, harta hasta límites inimaginables de tener que defenderme ante el ignorante que busca el asentimiento a su alrededor, que busca la carcajada de los cuatro que le rodean con los comentarios recurrentes que ya resultan cansinos.
Si no crees no creas, pero déjanos en paz, déjanos vivir tranquilos nuestras creencias, nuestro credo, nuestra doctrina, ¿qué daño hacemos?
¿Y tú en qué crees? ¿Qué celebras? ¿Estás el primero en tu puesto de trabajo en fiestas religiosas? ¿Eh?
Siempre lo digo y lo diré, no me cansaré, para este tipo de gente, por no caer en las mismas formas que ellos, debería existir un calendario paralelo, ¿qué os parece? Uno en el que las fiestas marcadas a rojo en el resto de almanaques no existieran para ellos, es más, que estuvieran pintadas en tonos fosforitos para que sientan ese orgullo, que no sé de qué, cada vez que miraran ciertas fechas y se vieran sentados en sus despachos, frente a su ordenador trabajando, levantando el país como ninguno, como los que más, mientras el resto, infelices de nosotros y aprovechados que somos, celebramos lo que nos mueve, nuestra Fe, lo que hace que cada día demos un paso adelante. ¡Pero mira que somos tontos con tantas fiestas “difícilmente imaginables como aburridas”! ¡No sabemos nada de la vida! Pero no pasa nada porque por ahí hay más de uno que lo sabe todo.
La Navidad ya está aquí, ¿tenéis hechos vuestros planes? ¿Qué tenéis pensado cenar el 24 y comer el 25? ¡Anda, si es Nochebuena y Navidad, el nacimiento de Jesús! Y por esa regla de tres es un hecho “difícilmente imaginable como aburrido”, ¿no lo irás a celebrar? Ya se la respuesta fácil: yo trabajaría pero claro, estas fiestas se han convertido en tradiciones y hay que mantenerlas, no voy a trabajar cuando está todo cerrado. ¿Y los Reyes? Seguro que para muchos también “difícilmente imaginable como aburrido”; entiendo que los niños aún no sepan su verdadero significado, que solo piensen en los regalos, pero ya que hay mayores muy listos, perdón, MU´ LISTOS, a su alrededor que se nieguen a comprar ningún regalo que representan los presentes que los Reyes Magos le llevaron al Niño Jesús; desde pequeñitos sus papás se conviertan en el azote de la Navidad y nada, absolutamente nada, haya en sus casas con sentido navideño; que no consientan en el cole nada de estas fechas; vamos, que no hagan nada de nada; que por estos días se encierren en casa a ver si retoñecen.
¡Ah! Respuesta fácil y recurrente que darían los de “difícilmente imaginable como aburrido”: la Navidad se ha convertido en una tradición como muchas otras fiestas de carácter religioso y hay que celebrarlas, ha perdido su sentido, es una fiesta más y a nosotros que nos va a la marcha la vamos a celebrar, no vamos a ser menos.
Son muchas las fiestas religiosas que a lo largo del año celebramos, son muchos los motivos religiosos por los que nos reunimos y me gustaría ver a más de uno de esos abanderados del no a la religión qué hacen o dejan de hacer. Tiempo al tiempo, ya los iremos viendo pero mientras tanto les pido respeto, con el mismo que los creyentes les tratamos, no hace falta que hablen de nosotros, es más, no hablen, para ustedes nos convertimos en un cero a la izquierda, así que si no les vienen mal aunque sea “difícilmente imaginable como aburrido” no nos toquen las narices.
