Valenciano de nacimiento, residente en Madrid, y barcarroteño de adopción. Sí, ya se que suena raro, pero así es; aunque la verdad se ha dicha, creo que en el fondo, yo soy algo raro. Admito que no soy futbolero, no me gustan los coches y no me gustan las motos. Los políticos, por el momento, me aburren. No me gusta la Coca-Cola, no voy a la moda, casi mejor decir que voy al contrario. No me gusta que maltraten a los animales. No me gusta que la gente se divierta a costa de ellos, no me gusta que los abandonen (que sepáis que ahora mismo, mientras escribo, Kira, mi boxer tiene su cabezota apoyada en mi pierna, y Xana, mi bulldog francés, no para de darme verdaderas collejas con su mini pata para que le de de comer). No me gusta verlos sufrir. Respecto a esto último, he de reconocer que no me gusta ni siquiera pensar en como son sacrificados, pero desde luego, también he de reconocer que me los como. Vaya que si me los como. Y que rico está el secreto ibérico...
Pero bueno, vayamos a la chicha. Y os preguntaréis... ¿Y a este tío raro, a parte de los perros y el secreto ibérico, qué es lo que le gusta?... pues la respuesta es bien sencilla. ¿Que cosas le gustan a un tío raro?... pues cosas raras. Pues eso. Me encanta el Aikido, el Arte de la Paz dicen, pero conforme pasan los años, cada día salgo más cabreado de clase al darme cuenta de que sólo sé que no sé nada. Me encanta armarme con mi cota de malla y practicar esgrima medieval, disfruto con un buen vino (y ojo con los vinos extremeños de hoy en día que no tienen nada que envidiarle a los "Rioja" y "Ribera del Duero"), como no, me deleito con una buena pata de jamón, pero sobre todo, me gusta la Historia, y si tengo que elegir, el medievo. Sí, la Historia con mayúsculas, la de verdad, la que podemos encontrar en los documentos, la Historia que con toda seguridad, supera con creces a las historietas y a la ficción.
Sobre esto podría escribir varios tomos. Mi entrada en este mundillo fue hace ya muchos años, y como raro que soy, elegí justo el campo de estudio donde más raros te puedes encontrar: la Orden del Temple. No os podéis imaginar lo que uno se puede encontrar pululando en este submundo de los templarios. Es el caldo de cultivo perfecto para encontrar más raros (por no poner otra cosa) por metro cuadrado.
Por cierto, me acabo de dar cuenta mientras escribo estas líneas, que aparte de raro, soy un maleducado. Así que como lo cortés no quita lo valiente, quiero dar las gracias primero, a los lectores por lo que van a tener que soportar, y segundo, a todo el equipo de El Correo Extremadura por darme esta oportunidad de "Acariciar la Historia".
Ya, se que suena raro. "Acariciar la Historia". Pero, ¿Qué queréis de un tío raro?
Pienso que la Historia hay que estudiarla, documentarla, pero sobre todo, disfrutarla. Acariciarla suavemente, y acompañarla en su viaje a través del tiempo. Sólo de esa forma, conseguiremos convivir con celtas e íberos, caminar por los montes nevados junto a las legiones romanas, pelear codo a codo con los francos, pasear por la alcazaba de Badajoz, por la Valencia del Cid Campeador, o por las estrechas callejuelas del Toledo visigodo.
Solo Acariciando la Historia podremos contemplar la derrota de Don Rodrigo y las escaramuzas de Don Pelayo. Sólo así viviremos en la Jerusalén tomada a las armas por los cruzados, veremos nacer a la Orden del Temple, y podremos pasear por sus castillos en Alconchel, Fregenal de la Sierra o Jerez de los Caballeros.
Sólo Acariciando la Historia, podremos saborear lo que se siente al conquistar el mundo.
Por todo ello, amigos y amigas, permitidme que Acaricie la Historia con vosotros.