Muy decidida yo abro esta mañana el periódico para ver cómo han titulado los compañeros el tema del fin de semana y de la semana, porque lo que te rondaré morena. Me encuentro: “Puigdemont pone en marcha la fase final de la ruptura con España”, “Promete dejarse la piel por la independencia sin cobardías”, “Activa el plan de Artur Mas y declara la preindependencia”,… así una perlita tras otra, no perlitas en el sentido de que no me guste cómo han titulado, sino en el sentido de lo que echaron por la boca más de uno en la jornada de ayer todo ello resumido en un titular. ¿Y cuál ha sido la estrella de todas? “Es un periodo excepcional de posautonomía y preindependencia. No son tiempos de cobardes", ¡Qué miedo! ¡Qué susto! ¡Qué horror!
Pero el miedo no empezó hace un rato, in extremis, como las decisiones tomadas en Cataluña, que no tengo muy claro cómo ha podido fraguarse todo esto, sino que viene de atrás, eso de darle tantas vueltas a la cabeza no es bueno, al final no sé cómo terminaré. Por un lado, veo una huida hacia adelante, sí o sí había que conseguir algo, sí o sí había que “luchar” por Cataluña y “luchar” en Cataluña, vamos que sí o sí algo así iba a pasar lo que ha pasado con Mas o con quien ellos quisieran, aunque Mas haya estado rezando hasta el final. Y por otro qué veo, pues algo que estaba más fraguado que el hormigón, algo que desde que pasó lo que pasó meses atrás todos sabían qué iba a ocurrir y que nos han tenido con el corazón encogido, vamos…que sabían que el señor Mas no iba a ser presidente y se han estado riendo un poco de todos nosotros. ¿Teoría de la conspiración? Sí, seguro que más de uno lo ha pensado, que lo sé yo.
El caso es que al final todos se han salido con la suya y me hubiera gustado ver al presidente Mas cuando se llegó a esa solución, eso sí, suponiendo que no sea veraz mi segunda teoría, la de la conspiración contra más allá de sus fronteras.
He leído que no está molesto con la decisión, clarooooo, va a estar molesto y lo va decir, claroooo; también ha dicho que no se va de la política, ¡cómo se va a ir! Lía la que lía, no sé cuantas elecciones en no sé cuantos años, ni lo cuento, y no deja todo; más aún, no se siente apartado, no cree que lo hayan relegado,... ¡viva la ingenuidad! ¡Viva!
Pero dejaré a Mas a un lado, tranquilito y con su pena él solito en su tristeza, que creo será mucha. Ahora tenemos otros problemas más gordos, el de los titulares, que como el nuevo gobierno se base en titulares vamos bien… ¿En titulares? Sí, no sé si se habrán percatado que con todo esto del desafío soberanista, la independencia y demás se ha creado un estilo de hacer política de cara a la galería, un estilo basado en regodearse en los titulares grandilocuentes que saben van a marcar, saben van a llegar, saben van a calar. Pues eso, ese maravilloso, estupendo, prodigioso, portentoso estilazo volvió a quedar patente ayer y lo mejor de todo el también estilazo de los que aplauden cada frase como algunas de las que en el primer párrafo escribía.
“Es un periodo excepcional de posautonomía y preindependencia. No son tiempos de cobardes", ¡ole tú! Y tan tranquilo que se ha quedado, seguro se escuchaba y no se aplaudía porque estaba feo que sino… O sea, para que nos enteremos todos: Cataluña ahora está en tierra de nadie, siempre según el equipazo que están montando, por un lado son algo que parece una autonomía, lo que somos todos y hemos sido y, por otro, se encuentran en la antesala de la independencia, o sea, en tierra de nadie, yo creo que ni ellos saben por dónde marchan, pero lo peor de todo es que esas bonitas palabras las repiten como una oración y calan, vamos que si calan, veremos a ver cuántas veces nos queda por escuchar las que creo van a ser las palabras del nuevo presidente: posautonomía y preindependencia. Solo con escribirlas ya me asusto, veremos.
