En las viejas Cortes del Absolutismo, solo los Reyes y sus bufones disponían de plena libertad de palabra. El resto de la humanidad, si disgustaba al monarca de turno, perdía la cabeza.
El bufón pudo hacer uso de su privilegio y durante siglos su estirpe pudo mantener viva la llama de la ironía, la crítica y el humor socarrón, incluso del mal gusto. Bufones tuvo Enrique VIII Tudor – amante esposo, si me permiten la broma – y Carlos V, Sacro Romano Emperador. Acompañaron a los Papas en su Corte de los Milagros en la Ciudad Eterna; a Isabel de Inglaterra, la Reina Virgen (dicen); a los Príncipes italianos, a los Valois en Francia y el mismísimo Diego de Velázquez los retrató junto a enanos y locos: eran las “gentes de placer” en las cortes de los últimos Austrias. Felipe IV y su eterna cara de pasmo, siempre se rodeaba de ellos.
Hoy los bufones no tienen carta libre y casi cualquier broma, de buen o mal gusto, puede llevarte a la cárcel... Qué se lo digan a los titiriteros que han actuado en el Carnaval de Madrid, presos por “enaltecimiento del terrorismo”. No he visto la obra pero por los resúmenes de la misma estimo que no era la más adecuada para un espectáculo infantil... pero de ahí a terminar en prisión...
Un poco de mesura, señores. Y sobre todo un poco de coherencia. Un conocido locutor, Jiménez Losantos, decía en la radio que a veces quisiera tener un rifle para disparar sobre Pablo Iglesias y la gente de Podemos... No ha pasado nada. Todos los días vemos en las redes a grupos de extrema derecha proferir sus amenazas, esas si que no son “en broma”, y tampoco se actúa.
Pareciera que la justicia vengadora del Gobierno solo se reserva para poner en la picota al gobierno de “Ahora Madrid”. Y ese es su objetivo. Por eso, el primer Partido imputado en la historia, que ha creado un complejo sistema para ganar dinero ilícito, que ha reformado su sede sin declarar el IVA, que ha repartido sobresueldos ilegales a su cúpula y que tiene a varios ex dirigentes en la cárcel o pendientes de entrar, se rasga las vestiduras por un espectáculo que se podría calificar de error su programación – para menores – pero ¿“terrorista”?.
Por cierto, donde yo si quisiera ver actuar al Gobierno es a la hora de poner coto a la violencia escolar o a las agresiones homófobas que se vienen produciendo en Madrid desde hace semanas, la última este pasado domingo. Pero aquí ni está ni se le espera. Solo tienen ojos para ver que hace el gobierno de Madrid y ninguno para vigilar a neonazis que salen por las noches a dar palizas a “extranjeros y desviados”.