Muchos españoles se preguntan ¿por qué los partidos no son capaces de formar Gobierno? ¿Para qué sirven los partidos? ¿Son un obstáculo para la solución? ¿Nos representan?
Aunque lo nieguen, se trata de conseguir que triunfe la propia “ideología” o los propios “intereses”, por encima del interés del conjunto de los 47 millones de españoles. Pueden marear la perdiz hasta aburrirnos a todos, pero no se trata de otra cosa que de intereses. Para ello, pueden negar hasta el principio lógico de no contradicción.
Pero ¿qué pretende la ideología?
Las ideologías funcionan, no para conseguir la verdad, sino como el abogado que defiende a su cliente, aunque sepa que es culpable. Lo defiende a sabiendas de que miente. En teoría, la ideología trata de poner en práctica una serie de ideas que darían como resultado el progreso y el bienestar del conjunto. Pero “El progreso” de unos parece que está en contra del “progreso” que pretenden los otros. Las ideologías no buscan la verdad, sino el éxito. No usan la lógica, sino la retórica, la dialéctica, la simulación, la mentira, y cualquier estratagema, para desprestigiar y derribar al contrario, aunque no todos sean iguales.
Antes que ceder, están dispuestos a sacrificar a España en el altar de su ideología. Prefieren perder un ojo, con tal de que el otro pierda los dos y se quede ciego. Yo tuerto pero tú ciego.
Los intereses de los españoles tienen menos importancia que el interés de los partidos, a pesar de que digan lo contrario.
La gente “normal”, no comprende que personas inteligentes no sean capaces de formar un Gobierno, si todos quieren el bien de los españoles. ¿Nos sobran los intérpretes de nuestro bienestar? ¿Nos sobran intermediarios? ¿Es verdad lo que decían algunos, que no nos representan? ¿Ahora tampoco?
Es lógico que los que defienden la Constitución y la Unidad de España, y no se entiendan con los que quieran su ruptura. Pero si fuera de verdad, que el resto buscan el bien de los españoles, por encima de partidismos e intereses propios, el arreglo sería fácil. Lo que no se entiende es que sacrifiquen a España y el bienestar de todos, por sus ideologías, que esconden tras las palabras, los intereses no confesados.
La democracia, el respeto a los derechos de todos, se ponen bajo sospecha, si el que los proclama es contrario. No hay problemas en decir una cosa y la contraria. Se desprecia el sentido común y la inteligencia de la gente normal. La palabra “ética” suena como un elemento extraño ante tanta simulación y tanta propaganda. España se merecía más que ideologías, ideales, honradez y culto a la verdad, más que a la mentira y a la simulación.