A ver quién me dice a mí que esto no es un lío, que si ahora me voy para acá, que si ahora para allá, que mejor hablo con éste, pero mañana con el otro, o mejor aún, nos dividimos, trabajo colaborativo, vosotros con unos y yo con otros, ¡madre mía que lío! No sé si es que es temprano, tengo sueño, las ideas nubladas o simplemente que no soy capaz de enterarme de qué está pasando.
Creo que ponernos en situación aclararía mucho, eso sí, disculpen pero para mí ponerse en situación es ir valorando a la vez y no sé por dónde podemos salir. El caso es que ayer, anoche a las nueve y algo seguían reunidos Psoe, Podemos, IU y Compromís, cómo sería la reunión, como profesional de los medios me hubiera encantado estar allí, ya no solo por lo que dijeran, no, sino por el lenguaje no verbal, esos gestos, esas caras, esas manos, la cantidad de información que encerrarían tantas manos juntas, porque claro, no solo era cada par de los allí sentados, noooo, también de sus representados, las verdaderas manos que mecen la cuna (este paso el niño se nos marea de tanto vaivén y verás tú dónde acabamos)
Entonces, para que yo me entere bien, los portavoces/ representantes/ al que le tocó, se reúnen por un lado, todos ellos sonrientes frente a las cámaras y, por otro, se reúnen Sánchez y Rivera. ¡Pero dónde se ha visto esto! O sea, por un lado una reunión pura y dura de izquierda y por otro… otra reunión de los que quieren La Moncloa, el sillón, las cortinas y lo que haga falta a toda costa. ¡Qué caos!
Cinco horas reunidos en lo que vienen llamando “la sala roja”, ya solo con el nombre,… ¡jajaja! Cinco horas de “brainstorming”, la tormenta perfecta para muchos, el caldo de cultivo propicio para otros, cinco horas en las que la conclusión fue: acordar un “Gobierno progresista alternativo al de Mariano Rajoy”. ¿Y para eso tanta parafernalia? ¿Para eso cinco horas? ¿Para eso tanto bombo y platillo? ¡Cómo se habrán quedado!
No quiero que me malinterpreten, no quiero que nadie se enfade conmigo, no quiero que mis palabras suenen a chirrichofla pero es que para llegar a esa conclusión han liado tanto; llevamos escuchando días y días lo mismo, es más, llevamos meses, años, es más, es la tónica dominante, pero no solo de los partidos de izquierda, también a la inversas, toda organización tiene su ideología, sus principios, y tiene que defenderlos, y por eso no se están reuniendo montando la que han montado, como si fuera algo…, sí es importante, sí es necesario, es por nuestro país, claro que sí, pero si esos de la reunión hubieran pensado antes en España no habrían llegado a esto.
¡Ah! Qué no se me iba a olvidar a mí la otra parte de la reunión, la paralela, la secreta, ¡ay qué ver, secretitos en reunión…! Sánchez y Rivera, Rivera y Sánchez, mira que le encontraba aspectos positivos a Pedro Sánchez, sí, hagan memoria que en artículos pasados, muy pasados, escribía lo que me gustaba de él, y mira que de Albert Rivera también me gustaban cosas, y lo siguen haciendo, pero qué decepción me he llevado. Que Sánchez me decepcionara pues no me duele, para que vamos a engañarnos, pero sí lo veía en su día como el cambio en el socialismos y ahora se cumple eso de “otros vendrán que bueno me harán”, que verdad. Pero, sin embargo, lo de Rivera me ha sentado peor, está tomando el camino del “a toda costa” y siento decirlo que eso no es bueno, es más ha empezado con eso de “donde dije digo, digo Diego” y al final ahí está con Sánchez reunido en secreto para que fragüe su más que interesada amistad, ambos quieren lo que quieren y se van a olvidar hasta de quienes le han llevada a donde han llegado, las bases, ¿para qué quieren a las bases si al final el ego está por encima de todo?