El rapto de Europa

Decían los antiguos griegos que Europa, una bella mujer fenicia, fue raptada por el dios Zeus, quien transformado en toro la llevó en su lomo al continente que desde entonces recibió su nombre. Europa comenzó con un rapto y una violación y termina del mismo modo.

Lo que un día fue una Unión Europea en donde teóricamente podíamos circular libremente y la solemne declaración de Derechos Humanos, así como todas sus Convenciones, tenían plena vigencia, esa Europa de los Ciudadanos, ha desaparecido. Raptada y violada por los intereses del mercado. Descanse en paz.

La Unión Europea lleva años desgarrándose entre su condición de mercado único y las luchas por su constitución en un Estado Social y de Derecho, donde la política y la democracia estén por encima de los intereses de sus mercaderes. Éstos últimos han ganado y la política ha devenido en un ejercicio supremo de cinismo. Me avergüenza ser europeo. Tras el último acuerdo por el cual hacemos trizas todas las Convenciones de Derechos de los Refugiados o la claudicación ante las peticiones del Primer Ministro de Gran Bretaña no nos queda más remedio que admitir lo evidente: el único cemento que opera en el continente son los intereses de la minoría que manda y que no se somete a ningún escrutiño democrático. El Parlamento Europeo es una ficción. La mal llamada Constitución Europea es una burla. Solo vale la libre circulación de mercancías, dinero y maletines de dinero negro hacia los paraísos fiscales.

Para contentar a Cameron, los Presidentes de Gobierno de todos los países europeos han aceptado que cualquier “europeo” que resida en la Isla tendrá la consideración de ciudadano de segunda: todo por la City, es decir, por la parte de la ciudad londinense donde operan los financieros. Schengen – que consagraba la libre circulación de habitantes europeos – ha saltado por los aires.

En cuanto a la política “contra” los refugiados – no se puede expresar de otra forma – ésta consiste en expulsarlos brutalmente hacia un tercer país donde los derechos humanos brillan por su ausencia a cambio de darle dinero a sus autoridades. Nos encerramos en nuestra burbuja y apaleamos a aquellos que huyen de nuestras guerras y de nuestras bombas... Porque en la guerra en Siria nosotros y EEUU tenemos un altísimo grado de complicidad. Los sirios que se agolpan frente a nuestras vallas y que agonizan en campamentos sin recursos, donde incluso deben amputarse brazos y piernas congeladas, son nuestras víctimas. Hay que insistir en el pronombre posesivo: “nuestras”.

La Unión Europea recibió el premio Nobel de la paz. Menuda farsa fue aquella. Yo creo que esta medalla trae mal fario: justamente cuando la recibió Obama a los pocos meses bombardeaba varios países y tras recibirla nosotros eliminamos sin contemplaciones Schengen y aniquilamos a los sirios.

En fin, que tras el rapto queda celebrar los funerales de una UE que, agonizando, ha desaparecido. Que la Tierra le sea leve.