Tac, tac, tac, una y otra vez y sin parar, nada que ver con el tic, tic, tic casi imperceptible al que hoy estamos acostumbrados, tal es así que apenas se escucha cuando estoy tecleando, escribiendo estas letras, recordando antaño, lo que fueron aquellos profesionales que nos antecedieron.
Anoche Televisión Española estrenaba una nueva ficción basada en el famoso semanario “El Caso”, donde los suceso ocupaban una y otro portada con los detalles más escabrosos, las imágenes más explícitas y los sucesos más desagradables, todo ello basada en la realidad pura y dura de la España del momento desde la visión y la pluma de un grupo de periodistas siempre dispuestos a estar ahí, preparados para todo, llegando antes que la policía y andando en la fina línea que separa lo legal de lo ilegal.
Unas cuantas hojas salen a la luz a comienzo de los cincuenta y se convierten en lo más esperado y leído por todos, ya no solo era el “diario de las porteras”, en cualquier lugar, cualquier persona esperaba que otros terminaran con él para empaparse de los sucesos de la semana, podía decirse que ese periódico se echaba unos cuantos de carajillos y soles y sombras al día, por lo que me cuentan era de lo más manido, vamos que hoy en día la científica sacaría huellas a porrillo. Las cifras hablan por sí solas, de 10.000 ejemplares la primera tirada subiendo progresivamente hasta los más de 100.000, pero no queda ahí la cosa, hubo picos de más de medio millón con ciertos casos, crímenes que tenían al país en un sinvivir hasta el siguiente número de “El Caso”.
¡Cómo hemos cambiado! Los tiempos lo hacen, los medios evolucionan y llegan los noventa y la televisión, el semanario empieza su caída hasta la desaparición total, la forma de ver y entender los sucesos cambia, los hábitos son otros, las necesidades otras y en 1997 se cierran 45 años enganchados a qué pasará con…
Atrás queda la Olimpia, la Olivetti, el movimiento repetitivo cada vez que llegaban al final del renglón, ese olor característico de la tinta, el confundirte y no borrar como ahora lo he podido hacer yo, el sonido tan característico al sacar el papel, la felicidad de otra hoja terminada, ¿hemos cambiado o no hemos cambiado? Por cierto, que yo eso lo he conocido, recuerdo la máquina de escribir entre gris y verde al lado de otra mole de máquina para sacar planos, ese olor tan característico; qué me gustaba teclear y ver como las varillas subían y bajan, a veces se enganchaban cuando le dabas muy rápido, y cuándo alguna no pintaba, se había acabado la cinta de tinta. ¡Madre mía, qué recuerdos!
Hoy estoy frente al ordenador, un documento de word en blanco, escribe que te escribe, a veces con un lío de ideas en la cabeza que no sé ni por dónde cogerlas, pero pensando, pensando llego a algo, algo de lo que me siento orgullosa porque estoy haciendo lo que me gusta, lo que quiero, como aquellos de “El Caso” que vivían al extremo cada uno de los sucesos que les tocaba tratar, no sé si yo tendrían la sangre fría y el estómago preparado para fotografiar lo que ellos veía, sinceramente no lo sé, pero lo que sí tengo claro es que hayan pasado las años que han pasado, las décadas continúan su camino, el cambio de siglo, aquellos periodistas de entonces siguen con nosotros, nos acompañan, son el germen del hoy y esperemos que nosotros seamos la base del mañana, seguiremos cambiando pero lo que nunca perderemos serán las ganas de contar qué pasa a ustedes que son quienes hacen posible que hoy estemos aquí. Gracias
