Estando en época de procesiones católicas, de adoración a los santos a nivel nacional, me resultó un tanto
curioso, un reportaje que ví hace años y que creo oportuno publicarlo, ya que me parece interesante, que personas de otros países y de otras culturas veneren a un santo tan particular …
“un falo”.

Japón es una tierra de contrastes y es algo que todo el mundo sabe. Sin embargo, si por algo destaca el país del sol naciente es por su cultura, muy diferente a la nuestra. Cada primavera, miles de personas de todo el mundo acuden a la ciudad de Kawasaki, para celebrar el 'Kanamara Matsuri', más conocido como el 'Festival del falo de acero'.
Este famoso evento, se viene realizando desde el periodo Edo (1603-1868) y es una celebración sintoísta -religión mayoritaria en el país, llevándose a cabo el primer domingo de abril de cada año. Tiene como fin orar por la fertilidad y, además, por el bienestar de la pareja o por la prosperidad del matrimonio y las relaciones sexuales. La peculiar tradición, mezcla algo tan pagano como el sexo con la religión.
PROCESIÓN
El Kanamara Matsuri se tranporta en un "mikoshi" (muy parecidos a los pasos de nuestra Semana Santa), son capillas transportadas mediante vigas de madera que reposan en los hombros de hombres o mujeres durante las celebraciones sintoístas.

El 'mikoshi' que transporta el miembro viril del templo Wakamiya es portado solo por hombres debido a su peso. En la misma fiesta, dos capillas más procesionan acarreando también representaciones de los genitales masculinos: una que contiene un falo de madera y, el más popular, el de color rosa. Este último, que se incorporó al desfile hace unos años, fue donado por una asociación de travestis llamada Elisabeth, que tenía una gran amistad con un monje del santuario. Rosa y de grandes dimensiones, el "mikoshi Elisabeth" (como es conocido) es portado por hombres travestidos y algunas mujeres y siempre se encuentra rodeado de cánticos, gritos y risas.
Las
figuras fálicas se presentan con tal naturalidad en la celebración que tanto niños como mayores participan en el evento. Miles de personas asisten a cada edición y los últimos años ha adquirido tanta popularidad que actualmente el colapso de público es notable. La comunidad LGTB japonesa se hace notar entre los visitantes, sobre todo por el protagonismo del falo "Elisabeth" en las celebraciones y muchos turistas acuden llamados por la excentricidad de una celebración religiosa que tiene al pene como protagonista.

Además las calles están repletas de puestos, donde se venden multitud de objetos que le hacen referencia. Las piruletas con forma fálica son las más populares, pero también se venden colgantes, camisetas, verduras moldeadas, velas y hasta amuletos sintoístas con la misma forma y todo lo recaudado se dona para la investigación de la enfermedad de VIH.

Por lo tanto, ya sabéis, el o la que quiera tener suerte con su fertilidad, con sus relaciones sexuales o con su matrimonio, solo tiene que viajar hasta la ciudad de Kawasaki y venerar a este magnífico “santo”.