Mediaset estrenó el domingo pasado una de sus grandes apuestas tras el éxito de los Gipsy Kings durante varias temporadas; esta vez el tema es muy diferente, nada que ver con la vida excéntrica o no, según se mire, de varias familias gitanas, ahora le toca el turno a cinco chicas que han sentido la llamada de Dios para vivir sus vidas como hermanas dentro de una congregación.
Jaqui, Janet, Paloma, Juleysi y Fernanda son jóvenes del momento, de este siglo, que seguro han sido miradas de forma rara por alguno de sus amigos e incluso por su propia familia cuando les comunicaron qué sentía, su camino. He de confesar que yo también les miré raro, no por responder a la llamada, no, sino por lo extravagante y singular de sus pensamientos, todo rodeado por un halo de no sé qué que me resulta inquietante a la par que extraño.
No son monjas, ni novicias, ni postulantas, son jóvenes que en algún momento de sus vidas han sentido la necesidad de conocer a Dios en profundidad, de vivir como Él, de acercarse al Padre, y han decidido sumarse a la moda de la telerrealidad para así dar a conocer sus inquietudes y quién sabe si saldrá algo con solidez de todo esto.
Tengo algunos años más que ellas, no quiero compararme con estas casi adolescentes, he pasado por dos colegios religiosos, vivo la fe y en la fe desde que tengo uso de razón, sigo haciéndolo y espero el día de mañana mi familia también lo haga; me rodeo de personas con unos principios similares a los míos, pero vivo en este siglo y me resultó chocante, asombroso, singular, lo que estas chicas repetían sin parar, en algunas ocasiones parecían mantras, llevándolo al terreno televisivo daba la sensación que se habían aprendido un guión sin más, no casaban los vídeos de presentación, lo que ellas mismas contaban de sus vidas, con lo que después trataban una vez pasadas las puertas del convento de las misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, no parecían ellas, sin recordar, claro está, el uniforme de novicia, sin aún serlo, ¿tanto las cambió?
Desde que empezaron las promos del programa lo he comentado con varias personas, a todos la misma pregunta, ¿cómo veis el nuevo programa de Cuatro? Respuestas para todos los gustos, desde quien no sabe no contesta, como si fueran unas elecciones, hasta las más profundas pensando en que no hay que banalizar determinados temas, pasando por el tema morbo de cinco chicas que supuestamente quieren ser monjas en una sociedad en la que al religión está, por regla general, en niveles bajos. ¿Y tras el domingo? Las expectativas que teníamos puestas en el programa eran otras, coincidimos en que nos quedamos como…flojos, el primer programa tiene que enganchar a la audiencia, y más ante un tema así, el primer programa descubrió por dónde van los tiros que si mucho me equivoco por lo menos de tres poco van a sacar. ¡Si es que nos lo han dado todo ya!
Con determinados temas no se juega y éste es uno de ellos, por desgracia la religión está denostada, hay quienes escuchan hablar de monjas y curas y tiemblan, a mí también me pasa, solo hay que mirar alrededor para hacerse una idea general, eso sí, general, porque gracias a Dios no todos son iguales. No hay que frivolizar, y ya con la primera entrega se ha conseguido, ¿qué nos espera?
La vida religiosa es más que vestir un hábito, aprenderse unas oraciones y repetir una y otra vez, como un disco rayado, las mismas palabras para meterlas a presión en la cabeza de otros, la vida religiosa no es eso, es vivirla, sentirla, experimentarla, estar ahí al lado de los demás, quererlos con sus virtudes y defectos, con sus móviles, su corrector de ojeras o sus deportivas, porque esto, lo material, no hace a las personas. Si hay algo en esas cabecitas adolescentes, en eso corazones revolucionados saldrá a la luz con o sin sombra de ojos, porque si es verdad el sentido del programa, quiero creer que lo es, esas chicas seguirán el camino de Dios porque así Él lo ha querido. ¿Habrá respuesta?
