Y ahora tenemos una nueva moda: los youtubers. Yo es que soy un poco negaita para ciertas tecnologías, más que nada porque no me gustan, como no me produce ningún tipo de interés ni me paro a aprender, es más si lo hiciera seguro que ni con cincuenta clases me enteraría.
Pero no pasa nada, todos tranquilos, ya tenemos a los superfamosos que nos ponen al día por sus redes sociales de toda índole, yo creo que hay muchos que solo hacen eso, y respirar de vez en cuando para poder teclear porque si no, no entiendo como les da el día para todo esto.
Ahora todos nos hemos vuelto de Youtube, o sea, youtubers, de esos que saben de todo y no saben de nada pero se ponen frente a una cámara sueltan cuatro chorradas y todos contentos. ¿Qué tienen en la cabeza?
El otro día me decía un amigo que sino que me molestaba tanto intrusismo en mi profesión. Dio con el dedo en la llaga, ¡¿cómo no me va a molestar?! Por desgracia el periodismo y la comunicación han sido, son y serán las profesiones con mayor intrusismo laboral porque como dicen muchos en un tonillo…dejémoslo en despectivo: “para lo que hacéis que es leer, hablar e inventaros cosas también lo hago yo y sin estudiar”. Ahora resulta que los profesional titulados de los medios nos inventamos las cosas, que somos una fuente de la que mana todo tiempo de mentiras, ¡y yo sin saberlo! Entonces en los apuntes de la carrera no había nada cierto, ¡qué descubrimiento!
Descubrimiento el de algunos famosos de “renombre” por ser hijos de, amigos de, novios de, que se han enganchado a una cámara y nos cuentan hasta cuando se ponen los calcetines, y ¿saben qué es lo peor? El aburrimiento de muchos que llega a límites insospechado y siguen a esos calcetines, ¡dónde vamos a llegar!
El youtuber profesional hace de aquello que más le gusta un estilo de vida compartido con sus seguidores que se mantienen fieles a cada entrada en su canal. Moda, estética, cine, literatura, cocina, muchos son los campos que estos profesionales de las “reproducciones” tocan y a su vez ellos son tocados por la barita del dinero, dicen que hasta 1000Euros llegan a ganar en función de las visitas. ¿Es o no para hacerse de este gremio?
Así claro, si a una chorrada le sumamos un apellido famoso, en algunos casos buena presencia, en algunos porque en otros…, una cámara y publicidad ¿qué tenemos? Un profesional de sacar perras a costa de los ingenuos de nosotros, que es lo que somos unos ingenuos que no nos damos cuenta que estamos alimentando no sabemos qué.
Un youtuber sabe que no es un periodista, pero uno de verdad, no de esos que presentan a bombo y platillo su canal, prometiendo publicaciones diarias y lo más que hacen es subir alguna cosita una vez cada 10 días y aún así venden tela. Un youtuber no es un intruso en la profesión, ser youtuber está de moda, esperemos que la moda se “profesionalice” porque si no van a salir como rosquillas los hijos de que están aburridos.