Una escapada

La última vez hablaba yo de Évora por aquello de abrir o no los domingos y decía que no veía al badajocense medio yéndose un domingo a comprar tontás allí. Pero claro está, podríamos plantear la cuestión de otra manera.

Nos levantamos tempranito, un buen desayuno y carretera y manta. Tampoco hace falta levantarse a las 6 de la mañana que se tarda menos de una hora en llegar, bueno algo más porque habría que desplazarse un poco hasta Nuestra Señora de Guadalupe y allí seguir las indicaciones hasta el Cromeleque dos Almendre y como dicen ellos “Esta riqueza da pré-história no Alentejo é das mais importantes da Península Ibérica e mesmo da Europa. Por isso, faz sentido falar dum circuito megalítico em Évora e considerar a cidade como capital do megalitismo Ibérico".

Tras la visita al Conjunto Megalítico y al Menhir cercano en un paraje realmente precioso seguimos hasta Évora. Lo mejor es aparcar fuera del Centro de la ciudad porque lo del parquin anda difícil. Son de visita obligada el Templo de Diana, la Catedral de Santa María, por cierto hacia la mitad de la nave central hay una imagen de la Virgen María realmente encantadora, la Capela dos Ossos, la Universidad, la  Praça do Portas Moura.

A la hora de comer en  Praça do Giraldo y alrededores hay buenos restaurantes. Después del yantar y antes de volver a casa se puede ir a visitar ese nuevo Centro Comercial que no cierra nunca, aunque también se puede pasar de las compras y al volver a casa, entrar en Evora Monte y visitar su magnífico e impresionante Castelo que fue patrimonio  y  dominio de la Casa de Bragança y posteriormente de la Casa de Bragança-Saxe-Coburgo e Gota. De allí el café en Estremoz o Elvas y a casita. Cerca, bonito, barato ¿se puede pedir más?.