La elección no fue suya...

La elección no fue suya, nadie preguntó si querían ser así. Ser la esfinge del decorado, el busto de la hornacina. No, nadie les preguntó si aceptaban o no ese papel y pasó el tiempo y Cronos aja y descuelga y aburre, aburre hasta a las ovejas y claro llega el desinterés, el hastío y tampoco les preguntaron si les gustaba o no su destino. Nadie preguntó si querían ser el objeto de ese deseo, la diana de esa frustración.

¿Acaso quiere el desino que siempre sean así las cosas? Claro que ¿qué es el destino? No sé, puede que sean los hados, los dioses, los djinn… ¿o no?

No, el destino como tal no existe, el destino es el resultado de nuestros actos y dependiendo de ellos, de los actos, tenemos uno u otro efecto.

Es como la libertad que cuando te paras a ejercerla de manera consciente te das cuenta que tienes que acotarla, que limitarla para que siga siendo libertad.

¿Quién sembró esa primera semilla? ¿Quién cambió el destino de esas personas? ¿Quién decidió que alguien era más y alguien era menos?

Solo sé que uno de los culpables de todo esto es la Religión. La religión en cualquiera de sus manifestaciones actuales.

¿Acaso hay una religión en la que Ella, la mujer, no esté supeditada al hombre? El día que las distintas religiones, creencias, fe, o como quieran llamarlas equiparen, igualen hombre y mujer, ese día empezará de verdad la revolución de la igualdad y tal vez empiecen a dejar de morir mujeres. ¡Ojalá sea pronto!