Disponer de lo ajeno, ¡qué fácil es disponer de lo que no es nuestro!
¡Y más aun disparando con pólvora del Rey!
Tiene razón don Remigio Cordero cuando dice que Badajoz está falto de plazas residenciales para la Tercera Edad pero hasta ahí, justo hasta ahí, el resto es ruido.
Claro que ese ruidoso objetivo se alcanza con argumentos y unidad política y social. De hecho la Junta ya ha comprometido una cantidad, poca, muy poca, para iniciar los trámites que den solución al problema o amplía la Granadilla…veremos en que queda la cosa.
Pero claro, la cuestión es otra, la cuestión no son los parados de la ciudad, no son los continuos reventones de agua que padecen y sufren los barrios de la ciudad, no son las escombreras, no es la renta básica, no es la aplicación de la Ley de Memoria Histórica, no es regalar al Jeque y su jaca las Arenosas, no es la transparencia política y económica del Ayuntamiento, no es el Campillo y sus posibles soluciones, no es la negligente y nefasta gestión municipal de los impuestos, no es que Fomento tenga que echar para atrás las licitaciones del Ayuntamiento, la cuestión para Podemos, C’s, Badajoz Adelante, etcétera y las Asociaciones afines a unos u otros, es hacer ruido, hacer barro, no hacer nada e intentar un rédito político desviando la atención del personal de lo realmente importante. ¡Ay, los adalides de la nueva política, que bajo caen!
Ahora le ha tocado el turno al antiguo Hospital Provincial que cerró en 2003. La cuestión es bien sencilla. ¡Cómo no me gusta me opongo a todo! A ver, explíquenos a todos el por qué se oponen y cuál es su solución…pero den una, no les pasen la pelota al personal…los que se oponen son ustedes, ustedes den la solución… o se me callan, porque ya sabemos que este país está lleno de generales, de entrenadores de futbol y de Trénicos y entendidos en tó.
Si hace falta poner en solfa la profesionalidad de alguien, pues también. Y digo esto porque los autores del Plan Director son profesionales pero sin entrar en más valoraciones ¡Están atentando contra el Patrimonio de la Ciudad! ¿Dejarán de conocer estos señores el tema? ¿Dejarán de conocer la calificación B del nivel de protección del Hospital? Pero claro, ustedes saben… más.
Lo último ha sido apelar al sentimentalismo, a la memoria que los pacenses tienen de su Hospital. ¿De cuál, del primitivo o del reformado, del de las habitaciones colectivas o de el de las Preferentes? ¿Del de los ricos o funcionarios o de el de la Caridad?
Señores ¡Por favor, un poquito de por favor! seamos serios, lo que vemos no es “el Hospital”. Y eso lo saben bien algunos médicos y ATS que trabajaban allí. Cuando el Capitán don Sebastián Montero de Espinosa mandó edificar el Hospicio, éste no tenía cuatro plantas, tenía dos, la planta baja y la planta superior. Uno más uno igual a dos.
Las otras dos tienen el valor histórico que algunos (los Trénicos, generales y árbitros) le quieran dar al hormigón armado y al pladur. De las cuatro fachadas que ahora vemos del edificio, sólo la que da a la plaza de Minayo, la entrada principal, es original, las otras tres son añadidas.
¿Qué hay que respetar la Iglesia o Capilla, las escaleras, el Claustro, los antiguos pabellones de bóvedas de cañón donde se sucedían sin fin las camas en dos largas filas atendidas por monjas...? Por supuesto, claro que sí. Pero es que el Hospicio histórico es un tercio de lo vemos. ¿Ya no se acuerdan ustedes de cómo era el Hospital en los años 60 –70? ¡Qué mala memoria que tienen algunos! ¡Cuántos intereses!, ¡Cuánta política de barra de bar y cuánta mala milk!