Ni pronunciarlo quiero porque la lata que han dado con la susodicha palabra solo queda para nosotros. Miren, ya en Gran Hermano, yo sí lo veo, dieron lata para aburrir, que si sorp… por aquí, que si sorp… por allá, vamos que algunos de los que iban al debate andarían desconectados todo el tiempo porque el término no es precisamente muy de uso cotidiano, y ya por aquel entonces me harte, así que imagínense cuando lo escuche por primera vez en relación al 26 J, hasta el ojo me tembló solo de pensarlo.
A ver, está visto y comprobado que como pitonisas no nos vamos a ganar la vida en España, si alguno se quiere fiar de las predicciones o vaticinios de alguno de nosotros corre de su cuenta, que luego no vengan a decir que mira no has atinado, porque vamos, sabemos que no vamos a acertar, sino para muestra un botón.
¡Y madre mía el botón! Un cajón de sastre de narices, de los que tienen de todo y en los que no se encuentra nada de nada. A ver, aquí uno decía una cosa, otro decía otra, una encuesta daba un resultado, la otra daba otro, la de la semana siguiente le daba la vuelta a todo hasta que llegaron a…¡SORPASSO! ¡Ups, lo he dicho, me tiembla el ojo! Todos concluyeron en lo mismo, en el adelantamiento de un partido a otro, Podemos se iba a poner como segunda fuerza política, vamos que ya estaba seguro que tras Mariano iba Pablo y Pedro se quedaba con el bronce.
¿Bronce? Con el dolor de barriga que habrá tenido Sánchez solo de pensarlo, y no solo él, muchos también lo hemos padecido, porque para que engañarnos, solo de pensarlo nos entraban unas calorinas… Pero todo quedó en eso, en el susto, al final el orden ha sido el mismo, ni más más, ni más menos, el mismo.
¿Y de dónde viene el sorp…? De las encuestas, de los datos manejados, de un sinfín de información que por lo que se ve no podemos fiarnos de ella, lo que les decía más arriba.
No soy amiga de encuestas, en varias ocasiones he escrito sobre el tema y no me hace mucha gracia porque luego pasa lo que pasa, sino echemos la vista a atrás, vamos, a lo noche de ayer. En un pase de canales, a ver qué decían en una y otra tertulia todos coincidían en lo mismo, sorpasso nada, sorpresaza todo. Las caras de unos y otros eran un poema y de los que tienen enjundia.
¿Y quién tiene la culpa? Porque aquí siempre hay un culpable para todo. Pues las encuestas, eso decían algunos, a ver por qué se hacen encuestas que les ponen los dientes largos a los chiquillos y luego pasa lo que pasa, vamos a ver si me entero yo que alguien hace alguna encuesta y me los enfadan más de lo que están, como vaya yo para allá…
Las encuestas, se supone, son fruto de las preguntas que nos hacen a los españoles, pues o somos unos mentirosos o en los días que han pasado desde las últimas al día de ayer la campaña de algunos ha hecho efecto. ¿Qué habrá sido?
En fin, poco más hay que analizar que no se haya hecho ya. Ahora toca esperar, ver si la mejoría de unos y la caída de otros dará resultado, tensa espera la que nos queda, solo pensemos en que unas terceras elecciones serían el final para España, el final para todos. La guerra de egos queda aparcada, sino se prepara una encuesta y todo solucionado.
