¡Menuda semanita! Golpes de Estado, atentados, plagios oratorios en el imperio, purgas más que sospechosas en Turquía, el PP logra la Presidencia del Congreso gracias a Convergencia, Ezquerra, PNV, Bildu, C. Canaria ¡Y España no se ha roto!
Y todo esto además de los asiduos, abrumadores y desangrantes crímenes de violencia de género.
¡Tengo donde elegir! Pero de todo lo que acontecido desde la semana pasada me quedo con una noticia que al parecer no ha merecido la opinión de tanto y tanto experto como pulula por ahí. La noticia se produjo el pasado día 16 en Bilbao.
“Una mujer de 79 años ha matado a su hijo de 60 y posteriormente se ha suicidado”
Si nos paramos a ver la noticia el resultado es (perdonen el galicismo) es epatante.
¡Una madre mata a su hijo! Y no sólo eso, porque si la noticia es que una mujer joven o muy joven mata a su hijo podemos pensar en mil y una explicaciones sociológicas, pero hablamos de una mujer con una impronta cultural muy determinada.
¿Qué ha llevado a esta pobre señora a actuar así? Y fijaos que digo “actuar así “ que no digo ni delito ni nada por el estilo.
¿Por qué? Sencillamente porque me pongo en la piel de esta señora y la entiendo, comprendo su situación y su angustia.
“¿Si falto Yo, qué será de mi hijo? Lo que no entiendo es que en un SUPUESTO Estado de Bienestar ocurran estas cosas.
¿Dónde estaba ese manido Estado de Bienestar? ¿Dónde estaban los Servicios Sociales esos de los que tan “Orgullosos” están algunos políticos?
¿Dónde fueron a parar los dineros que habrían podido conceder una Residencia a ese pobre desgraciado que ha tenido que despenar su madre?
Como dice el chiste ¡Que paren el mundo que yo me bajo! Y no, no es chiste, es que me quiero bajar, es que no quiero ser cómplice, ni por un segundo más, de tanto dejación, de tanta mentira.
Y para terminar de rematarme, leo en la prensa que en Ahigal, una madre ha atropellado a su hija de poco menos de dos años y la niña a muerto.
¡Y después dicen que dios existe!