Aún resuenan en los medios de comunicación extremeños algunos de los ecos del último debate del estado de la región. He de reconocer que a pesar de la importancia que el acontecimiento merece, no he seguido con mucho interés todo lo que en él acontecía básicamente por el gran hartazgo que siento en este momento en aquellas cuestiones de la política. Al igual que muchos miles de extremeños, me encuentro en un momento de total desafección con La cosa, y creo que tengo motivos fundados para estar viviendo esta apostasía, de la que difícilmente podré ya prescindir.
La alienación ha venido para quedarse, o al menos, ya me ha dejado una herida que duele aunque no sangra con la que convivo desde hace meses, un baño de realidad que me hace construir cualquier tipo de opinión que merezca un juicio crítico con un cierto subjetivismo pesimista difícil de modificar; solo los hechos consumados podrán cambiar mi percepción de la realidad, antes bajo un manto de optimismo, y ahora envuelto en una frialdad y desconfianza para todo aquello que viene del discurso político.
Mis sinsabores se fundamentan en experiencias personales escritas en el cuaderno de bitácora de ese viaje que hemos emprendido unos pocos comprometidos con la causa, y al que le dimos el nombre de proyecto distrito industrial corchero extremeño, una solución en forma de plan estratégico para ayudar al amenazado sector regional en su camino a la especialización en la transformación, y que trazamos desde la Universidad de Extremadura y el Observatorio del Corcho Extremeño junto con un nutrido grupo de empresas corcheras regionales.
Desde hace dos años venimos intentando desarrollar una hoja de ruta que se ajuste al porvenir del negocio, a su realidad con todas sus singularidades, deficiencias y oportunidades de Mejora, y en ese camino, hemos intentado siempre hacer partícipe a la propia Administración y a sus diferentes organismos, porque es imprescindible su presencia por motivos ya descritos en anteriores entregas. La realidad es que de momento, poco hemos podido recibir salvo promesas a materializar tras ir cumpliendo una serie de objetivos que hemos tenido que ir trabajando con mucho esfuerzo todos los implicados, y en donde el ente público poco ha aportado hasta la fecha. En la búsqueda de su favor, ya que entendemos que su acompañamiento es IMPRESCINDIBLE, nos hemos visto obligados a librar una continua lucha para reinventarnos a nosotros mismos, intentando acercar nuestra iniciativa a la de las políticas regionales.
Eso nos llevó en primer lugar a encuadrar las acciones que proponemos desde nuestro proyecto distrito industrial dentro del Plan Director de Política Económica de Extremadura hasta el año 2020 (AGROTECH), en ejecución de su Estrategia de Innovación e Investigación para la Especialización Inteligente, RIS3, 2014-2020, que ya empezó a trazar la administración gobernada por Monago.
Ahora, aprovechando que es nuestra intención darle el matiz técnico que el proyecto precisa para elevarlo definitivamente al estatus de plan estratégico libre de cualquier tipo de reticencia, haremos lo propio desde ese nuevo encaje que se nos presentará en Septiembre tal y como el Presidente Vara anunció precisamente en el estado de la región la semana pasada, y al que se refirió como el plan de Economía verde ciudadana.
Creemos que los únicos epígrafes que cambiarán en nuestro proyecto serán aquellos que tengan que ver con el encuadre de este nuevo marco trazado desde la propia administración, porque las acciones a desarrollar para con el negocio están más que claras, ya que realmente son “universales”.
Y esto lo sostengo sin conocer mucho de esa nueva iniciativa, solo a partir de algunos titulares que el presidente dio en su intervención.
Según parece, de lo que se pretende es de fomentar según sus palabras textuales “una cultura verde propia y singular que se convierta en el hecho diferencial de la comunidad, una cultura verde basada en la llamada economía circular que pretende que los productos y recursos mantengan su utilidad y valor en todo momento”. Igualmente sostuvo y cito textualmente que “la comunidad puede convertirse en referencia y referente en este ámbito y ha abogado por poner a disposición de los extremeños un catálogo de buenas prácticas y experiencias de emprendimiento verde, de profesiones ya creadas, de tradiciones verdes ya olvidadas y de dehesas ejemplares”.
Está claro que si hay un negocio peculiar que posiblemente cumpla con el mayor número de condicionantes de esa etiqueta de Economía Verde ciudadana, es el corcho, por lo que esperemos que de verdad sea este el prisma con el que la administración va a mirar las iniciativas emprendedoras a la hora de apostar por ellas, ya que nuestro proyecto, será de largo uno de los que mejor se ajusta a ese titular.
Esperamos pues ansiosos lo que pueda acontecer en Septiembre, y que al final, no quede todo en una pantalla de humo como en tantas ocasiones se han dado, porque nosotros queremos participar de ese nuevo enfoque que se habla, y creo además que podemos ser alumnos aventajados.
