El precio de la gasolina ha aumentado un 0,2% y suma ya cuatro semanas consecutivas de incrementos, mientras que el del gasóleo ha bajado un 0,3% y ha roto la tendencia alcista de las últimas semanas, según datos del Boletín Petrolero de la Unión Europea (UE) recogidos por Europa Press.
En concreto, el litro de gasolina marca un precio medio en los surtidores de 1,158 euros y se sitúa, a pesar de las últimas semanas, aún lejos del máximo de este verano, de 1,19 euros.
Este carburante registra en la actualidad un precio un 2,3% superior al de inicio del año, si bien es un 3% inferior al marcado en la misma semana del ejercicio 2015.
En cuanto al gasóleo, marca un precio medio en los surtidores de 1,034 euros, frente al máximo del verano, de 1,055 euros registrado a comienzos de junio.
Este carburante, consumido por cerca del 70% del parque automovilístico, registra en la actualidad un precio un 7,4% superior al de enero, pero se encuentra al mismo tiempo un 4,3% por debajo del de la misma semana de agosto.
El barril de Brent, de referencia en Europa, se cambia por 48,8 dólares, dos dólares más que hace una semana, mientras que el Texas 'sweet light', de referencia en Estados Unidos, marca un precio de 46,3 dólares por barril.
Con los precios actuales, el llenado de un vehículo con un depósito medio de 55 litros de gasolina cuesta en la actualidad 63,6 euros, lo que supone un ahorro de casi dos euros con respecto a la misma semana de 2015.
En el caso del gasóleo, el llenado del depósito asciende actualmente a 56,8 euros, lo que representa un ahorro para el bolsillo de casi seis euros con respecto a hace un año.
PRECIOS EN LA UE.
Los carburantes son más baratos en España que en la media de la UE y la zona euro, donde el precio de venta al público del litro de gasolina se sitúa en 1,292 euros y en 1,321 euros, respectivamente. Por su parte, el litro de gasóleo cuesta 1,138 euros de media en la UE y 1,12 euros en la eurozona.
El menor nivel de precios finales con respecto a los países del entorno se debe a que España, pese a las subidas del IVA, a los mayores impuestos y a los nuevos gravámenes al biodiésel, sigue contando con una menor presión fiscal en general.
