La Consejería de Educación y Empleo de la Junta de Extremadura ha unido la orientación educativa y profesional para facilitar formación a lo largo de la vida de los extremeños.
El secretario general de Educación, Rafael Rodríguez de la Cruz, y el de Empleo, Javier Luna Martín, han intervenido en la apertura de las Jornadas de Conexión de la orientación en Extremadura: Protocolo orientación educativa y profesional en las que se forman cerca de 150 profesionales que trabajaran "conectados" para acompañar y facilitar la formación a lo largo de la vida de los extremeños.
Ambos secretarios generales han coincidido en destacar que el abandono escolar temprano es uno de los problemas que "más" preocupan y que se debe "atajar juntos", para lo cual han pedido la implicación de los profesionales de la orientación, lo que permitirá seguir mejorando este protocolo que "es el primer paso para crear este sistema integrado de gestión de la orientación", ha explicado el secretario general de Empleo.
El Protocolo de Orientación Educativa y Profesional, fundamental en el modelo de orientación del Proyecto Ítaca, conecta por primera vez el mundo educativo con el laboral, un paso más en la unión de las políticas de educación y empleo que, según el secretario general de Educación, no fue "una casualidad, sino una intención clara del presidente de la Junta de unir Educación y Empleo en una misma Consejería, lo cual va a incidir en la mejora de la situación de los ciudadanos", según ha informado la Junta en nota de prensa.
Así, a partir de ahora el personal de orientación educativa, educadores sociales y profesorado de Formación de Orientación Laboral, tanto de institutos como de centros de educación de adultos, y el personal de orientación de los Centros de Empleo del Sexpe trabajaran juntos en la orientación educativa y laboral del alumnado de los centros educativos y de las personas usuarias del Sexpe que quieran retornar al sistema educativo.
El personal de orientación educativa es el más adecuado para detectar, antes de que se produzca la salida del mundo educativo de los jóvenes, sus carencias y potencialidades y dirigirlo al personal dedicado a la orientación profesional; mientras que el orientador profesional, debe tener también las herramientas suficientes para, en su caso, poder derivar a la persona a programas de segunda oportunidad.
