Todos los Pedros

Pedro Sánchez hay muchos. Está el Pedro que ganó sus primeras primarias en 2014 anunciando el  regreso de la socialdemocracia al centro izquierda; el que cedió a las exigencias de los barones del PSOE y cerró todo pacto posible con Podemos, al tiempo que firmaba un acuerdo con Ciudadanos, la “marca blanca del PP”, en expresión muy empleada por los propios socialistas durante la campaña electoral; el Pedro que acordaba con Mariano Rajoy poner coto a los independentistas catalanes o se embarcaba en un pacto antiyihadista con pocos contenidos concretos y demasiadas fanfarrias belicistas; el que dijo No es No; el Pedro sacrificado en vivo y en directo por la vieja guardia de su partido; el que volvió en oleadas de multitudes con un discurso de regeneración y regreso – siempre se regresa, es curioso – a las esencias de la izquierda; el que reconocía que sin Podemos no se puede construir una alternativa al PP; el que ha puesto de rodillas a esa misma vieja guardia que, dicho sea de paso, como “aparato” deja mucho que desear (hace 20 años los burócratas de partido, cuando sentenciaban a alguien a muerte, ejecutaban el crimen a conciencia, sin posibilidad de retorno)… En fin, que hay muchos Pedros.

¡Ojalá el que ha ganado contra todo pronóstico sus segundas primarias sea el bueno! Quiero decir, el bueno para cimentar una verdadera alternativa de gobierno, de gestión económica, de comportamiento ético y de regeneración al gobierno del Partido Popular.

No puedo negar la cierta épica en este proceso que ha vivido el Partido Socialista. Hay que retroceder muchos lustros para ver a sus militantes cantando La Internacional puño en alto durante un acto electoral, aunque sea interno. Y lo han cantado en todos ellos. Pedro Sánchez ha logrado derrotar a todos los barones, al grupo Prisa, a la cadena Ser, a La Razón, a La Sexta, al ABC, al ejecutivo de Rajoy, al IBEx 35 y prácticamente a todos los poderes que han trabajado sin disimulos para que ganara la opción de Susana Díaz. Y la derrota de ésta ha sido igualmente épica: tener más avales que votos es un bofetón que debe haberse oído en las proximidades de Alfa Centauri.

Pero el mayor reto lo tiene ahora: ha generado tantas expectativas y se ha embarcado en un discurso de ruptura con las concepciones políticas establecidas, y asumidas por su propio partido desde la Transición, que si el Pedro Sánchez nuevo Secretario General del PSOE no cumple con ellas, el desencanto será tan profundo que, muy probablemente, no solo se lleve por delante y de manera definitiva su futuro político, sino el de su propio partido.