Quizás los términos “rico” y “pobre” deberían someterse previamente a una definición rigurosa, pero vamos a dejarlo así, para personas inteligentes y que cada cual reflexione.
Nos sentimos solidarios con aquéllos que han sido marginados, maltratados y olvidados Gobierno tras Gobierno. No creemos necesario mencionar su nombre, pues todos podemos identificarlos por los hechos, por sus justas o injustas reivindicaciones y, a veces, por su rebeldía o falta de rebeldía.
Algunos son los peor tratados, los peores sueldos, las peores pensiones, el mayor paro, la emigración forzosa de los hijos, obligados a veces a estudiar en una lengua que no es la materna.
Todos los gobiernos los olvidaron, los marginaron. No obstante, a Franco lo recibían con entusiasmo hasta las regiones más rebeldes después de ganar la guerra.
No nos extraña la rebeldía, ni que, a veces, los dirigentes animen a la rebelión al pueblo y consideren como una provocación que el Gobierno quiera forzarles a cumplir la ley. ¿Qué ley?, se preguntan, ¿La de aquéllos, que según algunos, les han robado y esquilmado?
¿Se rebelan porque quieren privilegios, por avaricia o porque pretenden la igualdad entre todos, la igualdad de oportunidades?
Los desconectados por tren con el resto de España y, por supuesto, con el extranjero, con infraestructuras del siglo XIX, sin aeropuerto civil y mal comunicados con el resto, son los peor tratados. Pero algunos dirigentes insatisfechos y por encima de la media piensan en un camino mejor fuera de España.
Otros consideran las cosas de forma distinta y quisiéramos saber las circunstancias que pueden justificar el enfrentamiento. Los pobres sueñan con la igualdad; pero ¿con qué sueñan los ricos? ¿Son prioritarias la igualdad y la justicia para ellos?
¿Actuarían con justicia si tuvieran cubiertas las necesidades más importantes a un nivel superior a la media nacional?, ¿los que tienen buenas comunicaciones (AVE, trenes modernos, aeropuertos, comunicaciones con todo el mundo, trabajo, sueldos y pensiones dignos, sin emigración forzosa, con el uso de la propia lengua para todos y un nivel de vida por encima de muchos países europeos)? O por el contrario, ¿serían los marginados reales, los carentes, a veces de lo mínimo, los excluidos de un progreso efectivo, los que tendrían el derecho a la rebelión? ¿Rebelión de los pobres o de los ricos? ¿el poder, en manos de quién ha estado?
¿Son éstos, motivos para un enfrentamiento y un descontento generalizado?, ¿hasta dónde? ¿hasta el enfrentamiento armado?, ¿contra quién? Que cada cual, con su juicio sereno y libre, opine.
España necesita la sensatez y el respeto de todos y la igualdad de oportunidades para los que no tienen medios eficaces ni siquiera para protestar.
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