Con la manifestación de ayer, 31 de marzo, en Madrid, se ha dado, posiblemente, un paso gigante para que pueda haber en España y en el Gobierno, sobre todo, una conciencia clara de la situación de los pueblos pequeños en gran parte de la geografía española. Esto lo venimos haciendo desde el comienzo de la democracia, como en una letanía que no ha servido para despertar a los sucesivos gobiernos, sino para adormecerlos aún más. ¿Por qué se ayuda más a los habitantes de las ciudades que a los de los pueblos? ¿no podían igualarnos también en esto?
No se trata de eliminar las diputaciones, como algunos pretendían, sino hacer que sirvan para lo que fueron, teóricamente, creadas, ayudar a todos los pueblos a que vivan en condiciones similares a las de las capitales.
“Ten contentos a los nacionalistas y separatistas catalanes y a las grandes ciudades, y olvídate de todos los demás”.
Ésta parece ser la consigna que los sucesivos gobiernos vienen recibiendo como imitación a la que le daban a los emperadores respecto del ejército “ten contento al ejército y olvídate del resto”. Y así se da a manos llenas, para el despilfarro y crear el mal nombre a España por aquellos privilegiados, avaros insaciables, que lo quieren todo para ellos. “La España vaciada” de la manifestación de ayer es el enésimo eslogan que se han ido gastando durante cuarenta años y no hemos sido capaces de despertar a los sucesivos gobiernos de su sueño mostrenco.
Me parece bien este eslogan porque es en el campo donde la naturaleza está para ayudar al hombre, esté donde esté, que de ahí sale todo. Pero parece que a esto, con el progreso de las grandes ciudades, no le damos importancia para el desarrollo uniforme de todas las provincias y pueblos de la nación. Es como hacer un cuerpo deforme con la cabeza enorme y las extremidades diminutas, otro nuevo Frankestein. La investigación puede hacerse también en lugares distintos
¿Política revolucionaria?
Cuando los medios de comunicación y el progreso pueden llegar a todas partes, había que hacer un esfuerzo y una política revolucionaria para cambiar las tendencias a la aglomeración mientras se deja el campo para la desertización. No podemos vivir apelotonados, cuando hay tantos kilómetros y tan pocos habitantes en tantas partes de España. Hoy se puede vivir en todas las provincias ocupando las tierras que nos dan la vida y con las garantías mayores de salud.
Parece que algunos acaban de enterarse de que no se trata de eliminar los ayuntamientos pequeños para evitar gastos al Estado.
Se consume menos, se gasta menos, las viviendas son más baratas y se respira y se comen productos más naturales en los pueblos, con sus pequeñas historias y la riqueza de sus tradiciones, que nos han dado nuestra personalidad como nación. “Creced y multiplicaos y ocupad las tierras de España”, podría ser el eslogan para una política diferente,
Cambiemos de política para el campo. ¡Gobierno, despierta de una vez!
P.CAÑADA
