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Igualdad

El efecto Podemos

24 de Noviembre | 18:28
Redacción
Ya nadie se acuerda, pero el mundo occidental estuvo a punto de acabarse el año 2000. Exactamente a las 00:00 horas del año 2000. El año del desastre.

Personas e instituciones de cuajo y peso advirtieron de que los ordenadores no estaban preparados para el cambio del milenio, debido a que los fabricantes no habían caído en ello, y que en la Nochevieja del año 1999, cuando todavía tuviésemos el último grano de uva en el paladar y los besos y abrazos a flor de piel, al sistema informático mundial se le iba a hacer de noche y dejarían de funcionar los aviones, las centrales nucleares, los controles ferroviarios, el PC de la oficina, los hospitales… Todo se iría al traste con el cambio de milenio; con la última campanada, íbamos a pasar de la Edad de la Informática a la Edad del ¿Y Ahora Qué?

Una tragedia universal a la que hasta se le puso nombre: ‘El Efecto 2000’. Y no sólo se le bautizó, sino que en España se constituyó una comisión nacional, presidida por el ministro Francisco Álvarez-Cascos, para evitar los efectos dramáticos que acarrearía el ‘Efecto 2000’.

Pero pasó el 1999, llegó el año 2000 y no fue para tanto. El mundo no se paró, la inmensa mayoría de los ordenadores continuaron funcionando y la Humanidad mantuvo el paso.

Ahora estamos ante otro ‘efecto’, el ‘Efecto 2015’, ‘El Año de Podemos’. No es un cambio de milenio, pero da la impresión de que pudiera ser un cambio en el sentido de la rotación del planeta o algo mucho peor. Hay quien hasta tiene pesadillas con los sondeos de opinión.

No sé si el partido que todavía lidera don Pablo Iglesias Turrión gobernará algún día este país. Si lo supiera sería adivino o, cuando menos, sexador de opiniones, y no estaría escribiendo artículos.

Sí creo que Podemos puede ganar las elecciones; es una posibilidad no descartable. Y me parece que si las gana y gobierna, la democracia se robustecerá. Al menos en primera instancia, pues los electores le habrán dado el poder al partido de sus preferencias, y en eso consiste precisamente la democracia. Pero no creo que España entera y todos sus dirigentes políticos deban dirigir el conjunto de sus afanes a evitar los efectos perniciosos de una victoria electoral de Podemos. Es más, me parece contraproducente sacar toda la artillería para enfrentarse a un contrincante que sigue agazapado en la televisión.

Pretender ser más Podemos que don Pablo Iglesias Turrión es un despropósito que se paga con la derrota, pues cuando se puede elegir el original, ¿el porqué habría que conformarse con la copia? Se está viendo en Cataluña. mientras más se parece CiU a ERC, más crece ERC y más se debilita CiU.

La formación política del señor Iglesias es un arco voltaico al que sostienen dos polos eléctricos de carga contraria: el descontento y la esperanza irreflexiva. Tanto el descontento como la esperanza tienen vaivenes y nadie sabe como estarán a finales del año 2015, cuando se celebren las próximas elecciones generales.

Las encuestas dicen que Podemos es un prodigio político que sigue creciendo, pero el arte de encuestar no es una ciencia exacta. Se parece más a la práctica de la alquimia.

Así que lo recomendable es intentar arreglar los problemas que ya tiene la sociedad española, que son bastantes, y no centrar la atención y los esfuerzos en lo que podría ocurrir si es que ocurriera u ocurriese y estuviéramos o estuviésemos aquí para verlo.

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