Sobresaliente para el Rey
 | | 25 de Diciembre | 14:57
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Pocas veces el discurso navideño de un jefe del Estado había despertado tanto interés político y social en España. Y el mensaje del Rey ha estado a la altura de la gran mayoría de las expectativas. Su majestad Felipe VI se ha dirigido a los españoles con palabras claras, rotundas, que no dejan lugar a la duda, y en un tono asertivo y convincente. El Rey de España ha hablado de corrupción, una de las peores lacras que soporta este país, y lo ha hecho con contundencia. “Los ciudadanos necesitan estar seguros de que el dinero público se administra para los fines legalmente previstos; que no existen tratos de favor por ocupar una responsabilidad pública; que desempeñar un cargo público no sea un medio para aprovecharse o enriquecerse; que no se empañe nuestro prestigio y buena imagen en el mundo.” Se ha referido también a la crisis económica y al principal problema que sufren actualmente los españoles: el paro. También en este apartado don Felipe VI ha sido directo y claro. “El sacrificio y el esfuerzo de los ciudadanos durante toda la crisis económica exige que los agentes políticos, económicos y sociales trabajen unidos permanentemente en esta dirección, anteponiendo sólo el interés de la ciudadanía. Porque la economía debe estar siempre al servicio de las personas.” No ha eludido el Rey la referencia a Cataluña y en sus palabras ha mezclado las ventajas de la unidad y la vigencia de la Constitución. “Respetemos la Constitución que es la garantía de una convivencia democrática, ordenada, en paz y libertad. Y sigamos construyendo todos juntos un proyecto que respete nuestra pluralidad y genere ilusión y confianza en el futuro.” Este primer mensaje navideño del rey don Felipe VI ha sido un buen discurso, una alocución propia de un jefe del Estado que conoce su función y sabe ejercerla. Felipe VI es el nuevo Rey de España y rompe moldes y hábitos del pasado en muchos aspectos, pero no debe ser considerado un monarca primerizo, no es un soberano dubitativo, no es un jefe de Estado inexperto o insuficientemente preparado. Todo lo contrario. Su discurso evidencia seguridad y preparación. El Rey ha puesto el dedo en la llaga de los problemas y ha exigido la búsqueda de soluciones, además de animar a encontrarlas y de mostrarse convencido de que se hallarán. Pero el mensaje no sólo está en las palabras y en el tono en el que se pronuncian. El escenario y el contexto también forman parte del discurso y tienen mucho peso en él. El Rey ha instado a acabar con la corrupción en un momento en el que dos integrantes de su familia, su hermana la infanta Cristina y el esposo de esta, Iñaqui Urdangarín, deben responder ante la Justicia por graves acusaciones que entran dentro de la esfera de la corrupción. Cierto es que el Rey no se ha referido a ellos directamente, pero es que tampoco debía hacerlo. En primer lugar, porque no se trata de criticar el comportamiento corrupto de algunas personas en particular, sino de la sociedad en general, en lo que cada persona pueda tener de corrupta. Y en segundo término, porque aunque se encuentren a la espera de juicio, tanto la hermana menor como el cuñado del Rey serán inocentes mientras que no se demuestre lo contrario y la Justicia lo establezca por sentencia firme. Así lo consagra el Estado de Derecho que forma parte imprescindible de cualquier democracia. Igualmente es parte del mensaje regio el lugar en el que se grabó el discurso. Un escenario sencillo en el que no faltaban referencias institucionales, familiares y sociales, pero sin grandilocuencias. El discurso no ha sido de felicitación, sino de exhortación a solucionar los problemas que tiene el país, y el escenario no era de fiesta o de celebración, sino de trabajo. El realizador aprovechó los cambios de plano y de cámara para subrayar el arranque de diversos párrafos del discurso. Fueron bastantes los cambios de encuadre y contribuyeron a enfatizar determinados ingredientes del mensaje, pero también segmentaron la pieza oratoria. En el mensaje del Rey no se aprecian fracturas, ni siquiera grietas, pero en la transmisión por televisión sí se observan coyunturas, articulaciones que no menoscaban el contenido, pero sí marcan porciones, fragmentos, en la alocución. De cualquier modo, el Rey ha superado su primer discurso navideño con sobresaliente.
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