Jueves, 5 de febrero del año 2015, Mérida, Parlamento de Extremadura, nueve de la mañana. Tras la lectura del orden del día de la sesión plenaria comenzará el debate sobre la reforma fiscal.
El Gobierno de Monago quiere bajarles los impuestos a los extremeños porque considera que una reforma fiscal, que dejará en los bolsillos de la ciudadanía 73,5 millones de euro, será capaz de generar, mediante los efectos multiplicadores que conlleva cualquier moderación de la fiscalidad, 15.000 empleos.
El PSOE se opone. No quiere que Monago baje los impuestos, quiere que los impuestos los baje Vara. Por eso anuncia que primero ‘tumbará’ la bajada de impuestos del PP y, a continuación, presentará su propia propuesta de reforma fiscal.
Ni el PP (32 escaños) ni el PSOE (28) tienen capacidad de aprobar leyes por sí mismos. Dependen de las minorías, IU y PREX-CREX, que en esta ocasión no parecen estar por la labor de favorecer ni a los populares ni tampoco a los socialistas.
Así pues, el destino de la reforma fiscal, de la bajada de impuestos que defiende Monago, está tan en las manos de IU y PREX-CREX como en las del PSOE.
Una cosa parece clara, si el Parlamento regional aprueba la reforma fiscal, Monago habrá bajado los impuestos, con el apoyo o la abstención, con la aquiescencia en definitiva, de alguien.
Y si el Parlamento rechaza el proyecto de ley, toda la oposición (PSOE-IU-PREX-CREX) habrá impedido que Monago baje los impuestos.
El PSOE lo sabe y el resto de la oposición no lo ignora, así que se ha batido el cobre para que la tramitación del proyecto de ley de reforma fiscal finalizase en la comisión y no fuese al pleno, que es la caja de resonancia de cualquier parlamento.
Intento fallido. El proyecto de ley se debate en el pleno. Para contrarrestar el efecto mediático de una oposición negándose a bajar los impuestos, el PSOE anuncia la presentación de su propia propuesta de reforma fiscal.
Será muy difícil que la propuesta socialista prospere, sea aprobada y entre en vigor, pues probablemente afectará a la Ley de Presupuestos del 2015, y el Gobierno tiene la potestad de vetar aquellas iniciativas legales que colisionen con los presupuestos. Así que es muy probable que, incluso llegando a tener el respaldo de las minorías, algo no imposible, pero tampoco fácil, la propuesta del PSOE pase a ser otro intento fallido del grupo parlamentario socialista.
Y, además, falta tan poco tiempo para las elecciones que el margen de maniobra es escasísimo. Pero para eso se inventaron los parlamentos, para parlamentar.